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jueves, 3 de mayo de 2018

EFEMÉRIDES RIOJANAS DEL 3 DE MAYO

1865: El ministro de la Guerra general Gelly y Obes comunica al gobierno riojano que “cuando la república se hallaba en medio de plena paz y con violación de la fe de las naciones, el Gobierno del Paraguay nos declara la guerra de hecho, apresando traidoramente en nuestro territorio, dos vapores de la escuadra argentina y haciendo fuego sobre nuestras poblaciones indefensas”. Y al acompañar los decretos correspondientes a la situación bélica creada, recomendaba: “para que se sirva dar sus órdenes a efecto de que esté la Guardia Nacional pronta para ser movilizada en el momento que se ordene”. La guerra del Paraguay tuvo en La Rioja encontrada respuesta. El pueblo nunca quiso esta guerra y los amotinamientos de los contingentes riojanos fue una constante. Esta guerra puede considerarse la más infame llevada a cabo por un país. La mala diplomacia de Mitre lo llevó a firmar con el Imperio de Brasil y Uruguay un tratado secreto en el que se establecía que hasta la desaparición de Solano López la misma proseguiría. Más de 100.000 argentinos murieron en aquella larga guerra de la que solamente sacó partido Brasil pues logró lo que quería: quedarse con buena parte del territorio paraguayo y lograr el acceso al interior de Brasil para la explotación de sus recursos. La mala política argentina contribuyendo a la ejecución de un verdadero genocidio ningún provecho tuvo y en los esteros paraguayos moriría gran parte de su juventud. Esa toma de conciencia por parte de los pueblos del interior que siempre consideraron a Paraguay un pueblo amigo y fraterno llevó a innumeros levantamientos de los contingentes que eran llevados, atados a esa guerra y al mismo Urquiza en dos oportunidades los contingentes que había convocado desertaron. Pocos serían los soldados riojanos que regresaron a su tierra aniquilados hacia fines de la guerra en un encuentro con los paraguayos.

1865: El gobierno riojano acusa recibo de los decretos nacionales a la Guerra del Paraguay, “declarando a toda la República en estado de sitio por requerirlo así la guerra injusta a que ha provocado a la Nación el Gobierno del Paraguay y a que el gobierno tiene que contestar para vindicar su honor y proveer a su seguridad y defensa”. Mucho tiempo después se conocería que esto no fue tan así y que Argentina entró a formar parte de un cínico plan imperialista de dominación. Que poco o ningún provecho sacó de esta guerra injusta, criticada y escarnecida por el mismo Alberdi, que escribiría desde Paris uno de sus más dramáticos libros “El crimen de la guerra” denunciando este verdadero atropello. Y resistida por los pueblos del interior. La revolución de “Los Colorados” y la campaña de Felipe Varela se inscriben en esta noble resistencia.

1867: El general en jefe del ejército del norte, Antonino Taboada acusa recibo de la designación de Cesáreo Dávila el día 2 como gobernador provisorio de La Rioja, luego de Pozo de Vargas y escribe: “Me complazco altamente de que el pueblo riojano, levantándose de su postración, haya entrado a su regeneración política principiando por hacer practica su libertad a la altura de los pueblos soberanos”. Se felicita de la elección hecha por el pueblo de Cesáreo Dávila y dirá finalmente que tanto él como sus compañeros “no esquivarán derramar su sangre toda vez que la demande la libertad del pueblo riojano”. Pero de estos personajes la historia ya ni se ocupa, pero sí de Felipe Varela. Taboada y sus compañeros ya podrían marcharse: llevándose eso sí de La Rioja todo lo que podían llevarse, como tan bien lo supo contar Félix Luna. Que entre las anécdotas de esta retirada contaba que tal fue la cantidad de bienes (ollas, pailas y muchos otros objetos) que el ruido que producía el ejército santiagueño se escuchaba desde muy lejos. Por otra parte las altisonantes y solemnes palabras de Taboada no lograban esconder la realidad de los hechos pues quedaba a cargo del gobierno riojano un simple títere que debía seguir a pie juntillas lo que disponía la nación.

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