El 27 de junio, se ha declarado
como el Día Internacional de la Sordoceguera, ello es según la
"Declaración de las Nacesidades Básicas de las Personas Sordociegas",
hecho en Estocolmo, Suecia, en el año 1989.
Esta determinación se hizo en
homenaje al natalicio de Hellen Keller, quien representa a un modelo de persona
sordociega exitosa, a fin de divulgar en todos los medios de comunicación a
nivel mundial, la existencia de la sordoceguera.
La sordoceguera se define como
una discapacidad que cuando es congénita, produce rubéola en el embarazo, y
otra causa es la prematuridad del feto, ligada a la utilización incorrecta de
las incubadoras. De manera hereditaria puede ser transmitida a través del
sindorme de Usher, un gen recesivo que genera sordera al nacer y perdida
gradual de la visión.
El hecho de no poder ver ni oír,
no imposibilita a los sordo ciegos para comunicarse, entre sus hobbies se
encuentra jugar pelota y ver televisión. El tacto es el sentido que más se
desarrolla en los sordociegos, pues es imprescindible para su comunicación, la
cual no es tan complicada como parece.
Helen Keller nació en Tuscumbia, una pequeña ciudad rural de Alabama, Estados Unidos.
Su sordoceguera fue causada por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía tan
solo 19 meses de edad. Su incapacidad para comunicarse en tan temprana etapa de
desarrollo fue muy traumática para ella y su familia, debido a esto, estuvo
prácticamente incontrolable por un tiempo.
A pesar de sus discapacidades,
muchos años después daría discursos acerca de su vida, e incluso escribiría
libros sobre sus experiencias personales. Todo esto fue posible gracias a la
gran ayuda e influencia de su institutriz Anne Sullivan, quien le enseñó a leer
y comunicarse con los demás, junto con llevar una vida disciplinada.
Para que aprendiera a escribir,
Sullivan le consiguió a su discípula un tablero especialmente diseñado,
acanalado de modo que un lápiz podía formar letras.
Para enseñarle a hablar, Sullivan
ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones
creadas al comunicarse. Los doctores en su tiempo la llamaron "fiebre del
cerebro", mientras que los médicos de hoy piensan que pudo haber sido
escarlatina o meningitis.
Cualquiera que fuera la
enfermedad, por muchos días lo único que se esperaba es que Helen muriera.
Cuando la fiebre bajó, la familia de Helen se puso feliz creyendo que su hija
iba a estar bien otra vez. Sin embargo, la madre de Helen pronto notó que su
hija no podía responder cuando sonaba la campana de cena, o cuando pasaba su
mano delante de los ojos de su hija. Llegó así a ser evidente que la enfermedad
de Helen la había dejado ciega y sorda.
Los siguientes años fueron muy
difíciles para Helen y su familia. Helen se hizo una niña muy difícil, aventaba
los platos y lámparas y aterrorizaba la casa entera con rabietas, gritos y su
mal genio. Los parientes la miraban como un monstruo.
Pero su familia -y ella misma- no
se resignaron con ese destino, y lo fueron superando a fuerza de voluntad y
constancia, y gracias también a tutores y amigos que la ayudaron; entre ellos,
Anne Sullivan.
Anne Sullivan fue su profesora
personal, y amiga de toda la vida. Anne le ayudó primero a controlar su mal
genio, y después le enseñó a leer, en primer lugar con el alfabeto manual
táctil y más adelante, con el sistema Braille, a escribir de forma normal y a
través de las máquinas de escribir en Braille.
Helen fue a la escuela de
Cambridge para señoritas desde 1896 y en el otoño de 1900 entró en la
Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega que podía
alcanzar el reto de presentarse y transitar en una Universidad.
La vida en Radcliffe era muy
difícil para Helen y Anne, y la cantidad enorme de trabajo condujo al deterioro
de la visión de Anne.
Durante su tiempo en la
universidad Helen comenzó a escribir sobre su vida. Escribía la historia en
Braille y en una máquina de escribir normal. Fue en este tiempo que Helen y
Anne resolvieron con Juan Albert Macy que él debía ayudar a corregir el primer
libro de Helen ("La historia de mi vida"), que fue publicado en 1903
y aunque al principio no fuese exitoso en ventas, se convirtió más adelante en
una obra clásica.
El 28 de junio de 1904 Helen se
graduó "Con Honores" de la Universidad de Radcliffe, siendo la
primera persona sordociega en obtener un título universitario. Ese mismo año en
la exposición de San Luis hablaba por primera vez en público Helen Keller y
Anne Sullivan en 1897.
Helen y Anne iniciaron en los
años siguientes una gira de charlas y conferencias sobre sus experiencias.
Helen contaba su vida y su discurso era interpretado frase a frase por Anne Sullivan,
lo que siempre generaba sesiones de preguntas y respuestas acerca de sus
historias.
A causa de sus viajes, Helen y
Anne buscaron una nueva forma de vivir a través de sus conferencias y la venta
de sus obras literarias.
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