La Policía montada está formada
por los policías, que patrullan a caballo (jinetes). Ellos siguen prestando
servicios en zonas remotas y en las áreas metropolitanas, donde el día a día de
su función puede ser pintoresca o ceremonial, pero ellos también se emplean en
control de masas y debido a su movilidad y la ventaja de la altura su uso es
cada vez más frecuente para la prevención del delito dada de alta visibilidad
en sus funciones policiales.
La policía montada se puede
emplear para tareas especializadas que van desde la vigilancia de parques y
áreas naturales, donde los vehículos policiales, no serían prácticos o
ruidosos, en disturbios, donde el caballo sirve para intimidar con su mayor
tamaño a aquellos a los que se desea dispersar, o pueden ser enviados para
detener revoltosos o delincuentes de entre la multitud. Por ejemplo, la policía
montada se observa con mayor frecuencia en los partidos de fútbol, aunque
también son un espectáculo común en las calles de muchos pueblos y ciudades
como una presencia policial visible en la disuasión del delito en el día y
durante la noche. Algunas unidades de la Policía Montada se capacitan en la
búsqueda y rescate debido a la capacidad del caballo para viajar por donde los
vehículos no pueden hacerlo.
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