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lunes, 13 de junio de 2011

Recordando a Daniel Moyano por Gabriel Gatica.

La Direccion de Extensión Cultural tambien pretende recordar en esta fecha a un gran escritor Argentino, Daniel Moyano quien con su talentosa pluma en su paso por nuestra provincia realizo un gran aporte cultural, en esta ocasión repasaremos un fragmento adaptado por Gabriel Gatica, un joven escritor Riojano, quien muy gentilmente nos abre la puerta de un exelente libro como TRES GOLPES DE TIMBAL.
Discurso del astrónomo mulero (fragmento)
                                                                       Por Daniel Moyano


    El siguiente texto es un fragmento de la novela Tres golpes de timbal, y en el mismo el autor despliega, con una poética profundidad, sus lúcidas ideas acerca de la armonía universal en contraposición a la "pesadilla" de poder en que vive el hombre; abriendo un espacio para la esperanza junto a la necesidad vital de preservar la memoria y proteger la inocencia.


 
He recorrido estas regiones desde el mar a la selva, atravesando las montañas más altas del mundo; he observado a los animales con la misma atención que a las estrellas, vislumbrando la armonía desconocida que los une. El hombre no vive con arreglo a esas verdades puras, porque sufre de una mal sueño. Anda como sonámbulo y la entorpece con pasos extraviados, perdido en una pesadilla que es el sostén del crimen.
    En mis andanzas he visto poblaciones que desaparecieron por cansancio o por olvido, o por haber perdido la contabilidad de los años, o por no saber el qué ni el para qué. Ciudades casi enterradas que ya estaban así cuando llegaron los españoles. ¿Qué se hicieron los que las poblaron? De su memoria sólo quedan formas de barro, o hechuras de piedra donde estamparon su inocencia: un dios de la lluvia resquebrajándose en la peor de la sequías.
    El poder es una ilusión monstruosa que interrumpe las relaciones naturales entre las estrellas que venimos observando en nuestros ratos de astrónomos, y los animales y las plantas con quienes convivimos en nuestros largos días de muleros. Los que lo tienen, imponen esa ilusión matando, de otra manera no podrían conservarlo. Con sus matanzas van postergando un tiempo de alegría. Se apropian de las palabras para escribir una historia mentirosa, con hechos que por eludir la sustancia del hombre son ficticios, especie de siembra destinada a la supervivencia de un oficio repugnante a la conciencia de la vida. A esas ficciones nosotros oponemos las palabras que usted está usando, para mantenernos en el tiempo hasta que encontremos una instancia de descubrimiento de algo de nuevo. A la mentira lujuriosa oponemos una pequeña vida verdadera. Vamos a contar nuestra propia historia, donde la voz de un hombre o un vestido de novia que se lleva el viento valen más que las llamadas hazañas de los fuertes. O una canción, que es el lenguaje incontaminado que usamos en estos pueblos perseguidos para comunicarnos sin peligro. Vamos a dibujar Minas Altas tal como es, de la misma manera que dibujamos las constelaciones, que cambian con el tiempo, para conocimiento de los que vendrán.
    Por si también lo ha olvidado, sepa que está acabando un siglo terrible. Hay hombres y armas que pueden destruirlo todo, mientras aquí tratamos de reconstruir con palabras un pueblo olvidado que ni siquiera está en los mapas, vive saltando de un lugar a otro por la cordillera para poder sobrevivir. Minas Altas es apenas un puñado de tierra, pero también pertenece a este planeta. Y vamos a rescatar sus pequeñas cosas de terrón, porque son nuestra verdad.
    Cuando esos asesinos acaben de abrirse paso con sus explosiones, es posible que estén contados los días de muchos de nosotros. No sabemos cómo nos mirarán desde su pesadilla. Es necesario que para entonces todos, hasta la última hormiga de Minas Altas, estemos en palabras salvadoras.
    El tiempo que ellos han tardado en apropiarse del mundo nos ha permitido una demora que ha hecho posible hallazgos más vitales, que nos permitirán subsistir en la libertad. En el fin de la ilusión del poder, a ellos los espera la tristeza, donde desaparecerán. La mecánica del mundo es para la alegría. Ellos nunca podrán modificar esa mecánica, ni con las manos ni con el pensamiento.
    Con su actitud, nos han convertido, en vez de protagonistas, en intrusos de este tranquilo planeta de animales silenciosos, entre los que actuamos como usurpadores.
    Fíjese - y esto es sólo una sospecha de astrónomo mezclada con ilusiones de mulero -, no podemos captar la congruencia universal debido a que solamente vemos una cara del universo, del mismo modo que sólo vemos una de la luna, por cuestiones giratorias. Si pudiéramos imaginar por lo menos la otra cara de esa armazón celeste, desaparecería el crimen y entenderíamos a fondo la vida, la persistencia de esos astros que a usted le dan tanto miedo. A lo mejor estamos apenas en el comienzo de nuestro tiempo de hombres y sólo nos falte recorrer un tramo más de la distancia para que, en un punto de ese giro, empiece otra Era en armonía con todo lo viviente y no viviente, sin comernos los unos a los otros como los peces. Los asesinos desaparecerán por puras evidencias astronómicas.

                                   (Selección y adaptación de D. Gabriel Gatica)


Un texto bellísimo, profundo y muy lúcido, escrito por Daniel Moyano. Es el "Discurso del astrónomo mulero", el cual es un fragmento de la novela Tres Golpes de Timbal
Gabriel Gatica.

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