HOMENAJE A LA MUJER - 2017

Laura Requelme: lucha, arte y pueblo

Con motivo de celebrarse este mes, el Día Internacional de la Mujer, la Cámara de Diputados a través de la “Dirección de Extensión Cultural” homenajeó a las mujeres de su provincia. En esta quinta entrega de “Mujeres Para No Olvidar”, Jimena Azar escribe sobre la licenciada en Artes Visuales, Laura Requelme. (Diario el Independiente)

“Este 8 de marzo, día que reivindica los derechos las mujeres en el mundo, es importante rescatar historias de aquellas que han dejado una huella marcada de lucha y mensajes de cambio.

Laura Requelme, fue una artista chileciteña que se formó desde temprana edad en Artes Visuales en el Centro Polivalente de Arte “Profesor Roberto Trasobares”, luego en la extensión áulica del Profesorado “Mario Alberto Crulcich”, lo que le abriría las puertas para continuar la Licenciatura en Artes Visuales en el Instituto Universitario Nacional de Artes (IUNA). 

Si intentáramos definirla, no pueden faltar palabras como hija, hermana, madre, amiga, compañera. Palabras que resumen la cotidianeidad de lo íntimo y sencillo de los que la encontramos en nuestro camino. Pero tampoco pueden faltar las palabras como lucha, arte y pueblo, porque Laura fue ante todo una mujer luchadora, que levantó con convicción la bandera del “Famatina No se Toca”, acompañando con su presencia en el corte de Alto Carrizal, en marchas y manifestaciones con toda su dimensión artística, muraleado, bailando, pintando y tocando su tambor de candombe.

Por otra parte también se sumó y apoyó pedidos de justicia por el derecho de los niños y de las mujeres, destacando su activa participación en el proyecto cultural “Casita Libertad” ex prostíbulo Gato Azul, en la localidad de Los Sarmientos (Chilecito). Consciente de que el arte es bienvenido para transformar situaciones dolorosas en aprendizajes y toma de conciencia, quiso recuperar el espacio y realizar la difícil tarea de lograr el acercamiento de los niños que tienen vulnerados sus derechos básicos y están  condenados a la discriminación, la ignorancia y el abandono por parte del Estado.

De manera autogestiva, Laura en La Casita quiso hacer memoria de la opresión hacia la mujer, la explotación sexual y la trata, remarcando que la mujer no es una mercancía, que la prostitución no es un trabajo y que no se puede condenar a las mujeres a seguir adelante en esas condiciones. 

Cada una de sus obras fueron producto de sus búsquedas comprometidas con la identidad, la memoria, las problemáticas de la mujer, la violencia y la desigualdad, la defensa del medio ambiente y por sobre todas las cosas una coherencia con ella misma, reforzando su amor por la Pachamama y recuperando saberes de sus antepasados diaguitas.

Claro ejemplo la performance “La caja sigue sonando” realizada en el Festival Internacional de arte vivo “Arte al cubo”, organizado en el marco de los festejos por los 10 años del Posgrado en Lenguajes Artísticos Combinados (Departamento de Artes Visuales – IUNA) una obra que trata el sincretismo en las fiestas religiosas populares. Trabajó el Tinkunaco debido a su ascendencia y vivencias familiares, donde descubrió el dolor causado al observar que le borraron el camino, que había que rearmarlo con lo poco que ha quedado, como una necesidad sanguínea y espiritual.

También se expresó a través de otros lenguajes como la danza y la música, iniciando así, con entusiasmo sostenido, un grupo que se denomina Mikilombo (en referencia al numen menor diaguita conocido como Mikilo y el Kilombo término de origen africano que denomina el lugar de reunión de los negros) en el que aún suena su tambor chico.

Laura de familia profundamente chayera, sobrina del vidalero "Pito Requelme", no dejaba que la chaya se fuera sin hacer nido en su alma, se hacía vino en coplas y albahaca en vidalas.

El 25 de agosto de 2016, una gran exponente del arte se fue al universo. Su vida fue arte y siempre la encontraremos en las artes plásticas, la música y la danza”.