1873 - En la
fecha el gobierno decretaba que “debiendo precaver las desgracias posibles, en
los desplomes continuos de casas o tapias en estado ruinoso” se nombraba una
comisión compuesta de los arquitectos Antonio Faré y Miguel Falcón “para que
procedan a estudiar el estado de los edificios que amenazan desplomarse”. No
hacía una década (1863) Mendoza se había caído, en La Rioja eran frecuentes los
temblores con el agravante de no construirse en condiciones de soportar los
mismos. Aparte de no ser una ciudad en la que abundase la buena y calificada
construcción,
en La Rioja lo poco y bueno que tenía desapareció casi totalmente con el
terremoto del ´94. De allí la significación del decreto de marras. Pues si
realmente hubiera estado bien construida no tendríamos hoy en día solo dos
obras de aquella época: el hoy Museo Folklórico y el Templo de Santo Domingo. En
esta y parecidas circunstancias futuras la nación no contribuyó para nada para
hacer de la capital una ciudad mejor construida y más segura y eso que ya en
esa época habían comenzado a destinarse importantes fondos para otras obras
como construcción de escuelas, caminos, etc.
1864 - Por
ley número 98 queda nombrado gobernador propietario de la provincia por tres
años el comandante Julio Campos. Le tocó una época difícil, pero prohijó
escuelas, construcción de caminos y todos los adelantos posibles. Tuvo a su
cargo realizar las levas e integrar los contingentes para ir a pelear a la
guerra del Paraguay, enfrentándose al final de su gobierno a los alzamientos de
Aurelio Salazar, Felipe Varela y otros en distintas acciones bélicas. Tras su
retiro del gobierno desempeñó una rica y nutrida foja de servicios al país. Fue
muerto al lado del monumento a Lavalle en las jornadas revolucionarias de 1890.
A Campos integrante de una familia de militares le cupo realizar en La Rioja
como interventor más que gobernador una labor enojosa como era la de armar los
contingentes que acollarados (privados de libertad pues marchaban esposados y
con cadenas) marcharían a los esteros paraguayos en la guerra fraticida contra
esa nación, en La Rioja hubo alzamientos en contra de esto al igual que en el
resto de las provincias argentinas. Lo más lamentable a comentar es que del
importante contingente (500 hombres) del batallón riojano que marchó a la
guerra muy pocos regresaron.
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