Un aporte para la construcción cultural y social desde
la Dirección de Extensión Cultural de la Función Legislativa a los 30 Años de
la Recuperación de la Democracia.
En
septiembre de 1983, en el marco de la Marcha de la Resistencia y por iniciativa
de un grupo de artistas y grupos estudiantiles, y con el apoyo de organismos de
Derechos Humanos, se realizó en Plaza de Mayo una acción artística colectiva que
se conoció como "el siluetazo". En donde los manifestantes comenzaron
a delinear sus siluetas en afiches que luego instalaron en las inmediaciones de
la Plaza. La acción de prestar el cuerpo para delinear una silueta simbolizando cada cuerpo ausente,
invisible, desaparecido. Un historiador resumió la acción en “hacer visible, lo
invisible”, la finalidad era denunciar la existencia de los desaparecidos. Cabe
destacar que El siluetazo tuvo lugar a partir de un proyecto original de los
artistas Aguerreberry, Kexel y Flores.
En
los 2000 a raíz de una serie de acciones en la provincia respecto de las
carreras de arte existentes y, la apertura de las nuevas carreras en la UNLaR,
se genera un movimiento de arte que dará entrada al arte contemporáneo en la
provincia.
En
este sentido me gustaría destacar la tarea realizada por el grupo de artistas
riojanos DORY, integrado por Juan Carlos Ortega, Cecilia Matzquin, las hermanas
Bustamante, Ariel Vera, Daniel Maidama, Hugo Albrieu, Fernando García, Rolando
Cáceres, Miguel Ramos. Realizaron varias exposiciones en los pocos años que
actuaron colectivamente, siendo la muestra más destacada la realizada en la
Secretaría de Cultura en el año
2005 en la que participaron solo cinco
de sus integrantes: H. Albrieu, C. Matzquin, R. Cáceres y las hermanas Bustamante,
con una mega muestra que se tituló “Dory al blanco”. Innumerables siluetas recortadas
en mdf (escala real) intervenidas plásticamente y acompañadas de instalaciones,
música, video, mucho color, y una serie de remeras blancas con un tiro al
blanco en el frente, enmarcadas que habían sido usadas por los artistas en la
inauguración de una muestra anterior y
en las que la gente había participado tirándoles bombitas con tempera donde
ellos se habían colocado como blancos de tiro… una verdadera fiesta para el
arte contemporáneo de la provincia.
Hay
sin duda algo que une y algo que
distancia estas dos experiencias, no solo en tiempo sino también en
concepto. El siluetazo (Bs. As. 1983) se
hizo en la calle, fue una intervención
del espacio público; obra colectiva, la gente común participaba activamente
poniendo su cuerpo, su objetivo
denunciar un hecho político-ideológico.
La experiencia Dory al blanco (L.R., 2005), se hizo en un espacio interior,
pero público, obra colectiva compuesta por piezas individuales, el sentido de
autoría de la obra presente, el espectador participaba activamente
reflexionando, sin poner su cuerpo en esa intervención del espacio más que para
recorrer y analizar la obra en su totalidad; y aunque parezca lo contrario
también había una carga política y de denuncia en muchas de las obras, solo que
estaban en un contexto más amable, con más años de democracia encima y el alivio
de lo que eso significa. Dos obras geniales, dos momentos y contextos
diferentes, y siluetas de figuras
humanas con presencia absoluta.
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