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Este blog ha sido creado con el objeto de brindar información de interés cultural y agenda de las actividades programadas por esta Dirección.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

A 30 AÑOS DE DEMOCRACIA "TODAS LAS VOCES": "Crónica de casi 30 años" por Ernesto Machicote

Un aporte para la construcción cultural y social desde la Dirección de Extensión Cultural de la Función Legislativa a los 30 Años de la Recuperación de la Democracia.

No podría referirme a estos años que pasaron desde el regreso a la democracia sin repasar lo que fue, desde niño, mi relación con aquella parte negra de la historia y lo que ella me dejo. En la medida en que, la familia en que crecí y también la de mis tíos, estuvo atravesada por completo por lo sucedido. No había nacido cuando fue el golpe militar del 76. Mi primer registro creo que fue como a los 6 o 7 años. En mi casa cada 24 de marzo era un día de profunda tristeza.

Recuerdo a mi madre quedándose en su cuarto muy triste y a mi viejo deambulando por la casa sin hablar., sumidos seguramente  cada uno en sus recuerdos, en los dolores provocados por los años de cárcel.

Desde muy temprano fui conociendo lo que les había sucedido no como una historia personal sino como aquello que había sufrido toda una generación.

Nunca nos sentaron a contarnos sus historias propias. Quizás, sin quererlo ellos mismos, fue un modo de transmitir una experiencia, por atroz que fuera, de carácter colectivo.

No era de ellos la historia sino de muchos. Ese sentimiento comunitario entre los que formaban parte de aquella generación siempre estuvo y aun hoy está presente.

Como se trataba de algo que atravesaba a toda la familia empecé a involucrarme y a leer cosas de aquella historia. También me fueron contando en las reuniones de ex presos de gente, amigos y compañeros de ellos que habían desparecido. Con la inocencia de niño no entendía muy bien, pensaba que se trataba de gente que se había perdido. Con el tiempo y el vínculo que conforme con sus familiares pude entender de qué se trataba, comprender ese inmenso dolor que suponía y supone para muchos no poder aun conocer que fue de sus vidas, no tener un lugar para poder llorarlos. Después fui conociendo un poco más de sus luchas, sus ideales, entendiendo que el costo en aquellos años había sido la cárcel y todo el sufrimiento que ello conlleva. Pero mi viejo siempre fue notable, siempre contó sus anécdotas y las de sus compañeros como riéndose de todo. El humor fue y es aquello que le permite volver a visitar esas experiencias y creo lo que le permitió seguir. Recuerdo como se burlaba de mi tío Carlos Illanez cuando estando presos y se cruzaron y le pregunto: “Carlos, sabes algo de la Mari” y mi tío respondiendo: “si, te manda un besazo así de grande!!”, y se burlaba de él diciendo que ya se hacia el porteño por la tonada y el modo como le había contestado. No recuerdo que alguna vez nos hayan contado algo con resentimiento.

Al principio me costaba entender por qué seguían con la política después de lo que les había pasado. Pero en casa siempre se siguió hablando de querer una sociedad distinta, un país mejor, siempre nos trasmitieron la preocupación por el otro, por el que está al lado. Así es que la actividad política siguió su curso y así también fui involucrándome en ella. Ya estaba en la primaria y me gustaba ir a las reuniones y escuchar como discutían. Ahí escuche hablar de Perón por primera vez y de lo que significaba el peronismo.

Esos fueron mis primeros contactos con la política y desde ahí empecé a interiorizarme por la historia, por las luchas de esa juventud. Entendí el contexto mundial que generaba condiciones para que la juventud se involucrara del modo que lo hizo. La oleada de la revolución cubana, la experiencia cercana del Chile de Salvador Allende, entre otros hechos históricos, sin duda que habían constituido movimientos con ideales y luchas por un mundo en el que los jóvenes estaban llamados a tener un lugar y querían participar en su construcción, con una activa militancia política. Desde el regreso a la democracia tanto la política como las organizaciones partidarias empezaron a arrastrar un desprestigio frente a la sociedad que fue profundizándose a partir de entonces. La caída del muro y el desarme del bloque socialista permitieron la  profundización del neoliberalismo del pensamiento único y el ascenso del mercado y el consumo como lógicas centrales. A los jóvenes nos transmitieron la idea de que ser exitosos pasaba por acumular dinero, había que ser yupi..y los que no entraban en esa ,tenían los famosos “programas” contra la violencia, la droga, etc., que presumían que los jóvenes somos el repositorio del alcohol, la droga, la mala vida y el desinterés por todo.

El 2001 nos hizo tocar fondo y la llegada del kirchnerismo renovó en algún sentido un interés por la política. La discusión regreso a las reuniones, a los asados, a las mesas de las familias. La política, aun desprestigiada como actividad, volvió a tener un lugar. No como la sal de la vida que supo ser antes del golpe militar pero creo que va encontrando su curso. Incluso los cacerolazos y las marchas del 8N son un resultado de esta restitución de la actividad política.
Así, aunque mi vida estuvo atravesada por las consecuencias del golpe militar del 76 y reconociendo los avances en los juicios de este gobierno, rescato como central la posibilidad de que muchos jóvenes vuelvan a sentir que la actividad política les otorga un lugar en una discusión que debe tenernos como protagonistas a todos, a los que están a favor y a los que están en contra. Después de los sucesos producidos por los movimientos antiglobalización, del protagonismo en la primavera árabe, de la gran participación de los jóvenes en los movimientos de los indignados de Europa y aquí cerca en la lucha de la UNLaR quien puede dudar hoy de cuanto es el interés de los jóvenes por construir algo distinto y para todos.
Pero aún nos falta mucho por cambiar de la política y en eso los jóvenes estamos llamados a participar, a asumir un compromiso para generar otros modos de construcción política, con otros horizontes más igualitarios y justos.

Achicar esa distancia que parece que aún existe entre los políticos, sus organizaciones y la gente. Volver a habilitar lugares donde discutir, para conversar de lo que se piensa y se quiere como futuro, incluso para reconocer las diferencias. Quizás la UNLaR sea de ahora en más un gran lugar de discusión para los jóvenes que están en ella, y espero que desde ahí se pueda generar una apertura al resto.

No cabe duda que el mundo de hoy ha cambiado, que no son las mismas condiciones de aquellos años.  Hoy todo es muy dinámico.

Hoy nos movilizamos más por el Facebook y el WhatsApp que por una organización. Lo cual aporta lo suyo, no olvidemos el papel de estas herramientas en las luchas de la primavera árabe, el Facebook de los compañeros de la UNLaR, la radio La Toma. Pero construir una organización, con sus banderas y movilizar siguen siendo herramientas centrales.

Hacen que uno sea parte de algo, los trapos que uno lleva, esos que flamearon en las movilizaciones, son los que dicen hacia dónde vas y qué queres.

La política tiene que buscar la felicidad de una comunidad. Si tenemos los índices de suicidio que tenemos es por qué no estamos generando nada esperanzador, nada a que atar los proyectos, nada que avizore una vida mejor. Si un chico decide suicidarse porque lo deja la novia es por qué se le fue lo único que tenía, lo único que lo ataba a la vida, y eso es imposible de aceptar. Siento admiración por aquellos jóvenes militantes y en particular por mis viejos. A los años de saber lo que paso y sentir muchas veces la tristeza de un dolor que a veces parece presente, nunca me transmitieron ni siento resentimiento alguno. Por supuesto que queremos justicia, y no como algo personal sino como algo para la historia, para que nunca más vuelva a suceder.

Tengo en la actividad política la pasión que ellos me contagiaron, aunque tengamos muchas diferencias y peleemos muchas veces por eso. Desde que me levanto hasta que me acuesto pienso en cómo podríamos hacer que todo cambie. Ahí, pienso y siento lo difícil que resultaran muchos de esos cambios y a veces siento cierto desaliento. Pero me acuesto a dormir y al otro día me levanto y digo, voy a pelear por lo que pienso. Y en eso reconozco que es en la juventud de cada día donde todo se renueva, y que a pesar de todo el sufrimiento, aquellos que quisieron nublarnos el futuro aún no han podido ni nunca podrán con nosotros.

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