Con motivo de la "Semana de la Mujer" - Riojanas 2012 - la Dirección de Extensión Cultural de la Cámara de Diputados de la Provincia, continúa con la entrega del séptimo artículo referido a mujeres riojanas que se destacaron en distintos ámbitos. En esta entrega, Rosita Goyochea se refiere a Ana María Brizuela de Herrera, una de las primeras periodistas del diario El Independiente.
Le rendimos un especial homenaje a una trabajadora incansable y testigo fiel de mucha historia vivida detrás de una máquina de escribir: Ana María Brizuela de Herrera, periodista, cooperativista y principal gestora de la Plaza del Pesebre.
Comenzó a trabajar en el diario en el año 1964, tras aprobar una evaluación ante el director en ese momento Eduardo Alipio "Tito" Paoletti, tarea que continuó luego con una destacada labor como periodista.
En una entrevista realizada, Ana María manifestó que "el periodista en esos tiempos no tenía grabador, salíamos con un papel y lapicera a la calle para buscar información y tratábamos de averiguar qué era lo más importante y lo secundario, para escribir una noticia. Fue una práctica muy rica".
La página de entretenimientos continúa llevando su nombre y fue elegida por Paoletti por ser la única mujer periodista en la Redacción de esos tiempos.
Sin duda que había un tema que atrapaba su atención y era el concurso de pesebres que organizó desde las páginas del diario durante más de 30 años y otro tanto con las pacotas. Disfrutaba durante la visita a los pesebres recorrer la ciudad y redescubrirla cada año, entrevistar a la gente ya que le interesaba saber si lo vestía por devoción o tradición.
Junto al padre Martín Gómez (fallecido) participó activamente en la organización del movimiento navideño que impulsó la creación de la Plaza del Pesebre en forma simultánea con la celebración de los 2.000 años del Nacimiento de Jesús.
Entre sus anécdotas, Ana María relataba que escribió las narraciones autobiográficas que le dictaba el destacado escritor argentino Arturo Jauretche durante una breve estadía en La Rioja, ya que poseía buena redacción, ortografía y rapidez para escribir a máquina.
Se sentía satisfecha porque "he puesto lo que no tenía en cada jornada" y trabajar le representaba, no solamente concurrir y marcar una asistencia, "sino llenar esas horas con un servicio a la comunidad, en mi caso la comunicación". Ana María dejó éste mundo 24 de Octubre 2010.
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