Con motivo de la "Semana de la Mujer" - RIOJANAS 2012, la Dirección de Extensión Cultural de la Cámara de Diputados de la Provincia, continúa con la entrega del tercer artículo publicado en el diario "El Independiente", referido a mujeres riojanas que se destacaron en distintos ámbitos.
En esta entrega, Adriana Petrigliano se refiere a la labor literaria de Mercedes Olmedo
Quién nació en Buenos Aires en 1930, pero en la madurez de su vida se radicó en La Rioja (1972), lugar en el que desarrolló su labor literaria.
Narradora por excelencia, se dedicó también a escribir poesía, obras teatrales, teatro infantil y guiones de radio en la vieja emisora LV 14 Radio Joaquín V. González. Socia de SADE y fundadora de los grupos literarios Caliope y Oquendo que congregaron a destacados autores locales. Fue distinguida en casi todo el país, recibiendo más de cincuenta premios como escritora. Falleció en julio de 2009.
Unos pocos años de su infancia vividos en la Provincia, en Chilecito, serán la marca indeleble que le dará un sello rotundo a toda su obra. Los paisajes de aquellos días (San Miguel, Chilecito) se repetirán de manera constante en sus cuentos.
En su novela "Después del sol" inicia ese perfecto camino de construir desde el entorno. Ese trabajo es justamente el "recuerdo" de esa infancia lejana.
Así comienza a escribir cuentos de una belleza insuperable. "Cascaritas", "Extraña ceremonia", "La celebración", "Cuento con ángel", "La vieja Sana Sana", "Benicio", "El Juan y la María", son algunos de sus títulos más destacados.
La Rioja de Mercedes Olmedo es ésta, está cerca, nos rodea, la olemos, la tocamos, nos embriaga el alma, nos acecha. A veces, nos explica desde la lógica de la invención, y así escuchamos un "Casi Cuento" que nos hablará sobre el origen de los coyuyos, o asistiremos asombrados al misterio del incendio de la imagen de San Nicolás, que nos muestra un santo cercano, cierto.
Todos sus trabajos tienen una estructura sencilla y, defensora del cuento tradicional, no habrá nunca un final abierto. Sus historias cierran, dejándonos, en la mayoría de los casos una sensación de pérdida. La muerte es recurrente en su obra al igual que la desdicha, la exclusión social. También aparecen la ternura, la inocencia y una delgada línea nos arroja hacia el humor más despiadado (en la obra de teatro "Llorar por mamá", premiada por la Secretaría de Cultura, dos hermanos discuten el "sitio" en que deberían reposar las cenizas de la madre muerta, desgranando todas las miserias que se puedan imaginar, pero desde un humor que perturba).
Fue, asimismo, autora de obras de teatro infantil y para adultos que fueran siempre reconocidas y premiadas, como así también la poesía no le fue indiferente.
Y así como afirmamos que la obra de Mercedes Olmedo se inicia con la novela "Después del sol", también podemos encontrar esa otra, la última, la que cerrará el camino literario. Y si bien hubo otros cuentos, sólo en él encontramos algo así como un adiós. Se trata de "La celebración", cuento que recibiera el Primer Premio en la Feria del Libro La Rioja 2007.
Es "La celebración" ese tipo de cuentos que perduran en aquel que lo lee. Que deja un sabor extraño, una pena difusa, y al mismo tiempo, la sensación de haber leído un relato de extraordinaria belleza. Mercedes Olmedo lo escribió y, en alguna medida, en algún punto imposible de definir, también escribió su despedida.
Narradora por excelencia, se dedicó también a escribir poesía, obras teatrales, teatro infantil y guiones de radio en la vieja emisora LV 14 Radio Joaquín V. González. Socia de SADE y fundadora de los grupos literarios Caliope y Oquendo que congregaron a destacados autores locales. Fue distinguida en casi todo el país, recibiendo más de cincuenta premios como escritora. Falleció en julio de 2009.
Unos pocos años de su infancia vividos en la Provincia, en Chilecito, serán la marca indeleble que le dará un sello rotundo a toda su obra. Los paisajes de aquellos días (San Miguel, Chilecito) se repetirán de manera constante en sus cuentos.
En su novela "Después del sol" inicia ese perfecto camino de construir desde el entorno. Ese trabajo es justamente el "recuerdo" de esa infancia lejana.
Así comienza a escribir cuentos de una belleza insuperable. "Cascaritas", "Extraña ceremonia", "La celebración", "Cuento con ángel", "La vieja Sana Sana", "Benicio", "El Juan y la María", son algunos de sus títulos más destacados.
La Rioja de Mercedes Olmedo es ésta, está cerca, nos rodea, la olemos, la tocamos, nos embriaga el alma, nos acecha. A veces, nos explica desde la lógica de la invención, y así escuchamos un "Casi Cuento" que nos hablará sobre el origen de los coyuyos, o asistiremos asombrados al misterio del incendio de la imagen de San Nicolás, que nos muestra un santo cercano, cierto.
Todos sus trabajos tienen una estructura sencilla y, defensora del cuento tradicional, no habrá nunca un final abierto. Sus historias cierran, dejándonos, en la mayoría de los casos una sensación de pérdida. La muerte es recurrente en su obra al igual que la desdicha, la exclusión social. También aparecen la ternura, la inocencia y una delgada línea nos arroja hacia el humor más despiadado (en la obra de teatro "Llorar por mamá", premiada por la Secretaría de Cultura, dos hermanos discuten el "sitio" en que deberían reposar las cenizas de la madre muerta, desgranando todas las miserias que se puedan imaginar, pero desde un humor que perturba).
Fue, asimismo, autora de obras de teatro infantil y para adultos que fueran siempre reconocidas y premiadas, como así también la poesía no le fue indiferente.
Y así como afirmamos que la obra de Mercedes Olmedo se inicia con la novela "Después del sol", también podemos encontrar esa otra, la última, la que cerrará el camino literario. Y si bien hubo otros cuentos, sólo en él encontramos algo así como un adiós. Se trata de "La celebración", cuento que recibiera el Primer Premio en la Feria del Libro La Rioja 2007.
Es "La celebración" ese tipo de cuentos que perduran en aquel que lo lee. Que deja un sabor extraño, una pena difusa, y al mismo tiempo, la sensación de haber leído un relato de extraordinaria belleza. Mercedes Olmedo lo escribió y, en alguna medida, en algún punto imposible de definir, también escribió su despedida.
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