1771 - Nace en La Rioja Francisco
Antonio Ortiz de Ocampo, que llegaría a ser “el primer general de la Nación”.
De familia acaudalada él mismo armó de su peculio el Regimiento de Arribeños de
Buenos Aires que lucharía en las invasiones inglesas. La revolución de mayo lo
encontró ocupando importantes papeles. Fue nombrado jefe de la Expedición
Auxiliadora al Alto Perú y cuando Liniers y el grupo de peninsulares opuestos a
la Revolución, fueron aprehendidos en Córdoba, se negó a fusilarlos. Espíritu
cristiano, templado, generoso y de bondad extrema. Ocupó dos veces la
gobernación de Córdoba y gozó de la máxima confianza de San Martín que supo
delegar en él la gobernación mendocina. Su ejemplo de entrega total a la causa
de mayo lo convierte en ejemplo y paradigma de honestidad, compromiso y
patriotismo. Murió en Anguinan – Chilecito - el 12 de septiembre de 1840.
Cuando se opone al fusilamiento de los contra revolucionarios cordobeses ponía
algo de humanidad en una época en la que por ordenes de la junta gubernativa
porteña a los prisioneros que se opusieran a la revolución se los debía
ejecutar sin mayores explicaciones, algo que haría y con singular saña el
enviado de la Junta Castelli. Llevando la revolución al norte a sangre y fuego.
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