En 1977, a su regreso de Buenos Aires donde vivió un par de años, ingresó
al diario El Independiente donde se desempeño hasta sus últimos días, llegando a ser jefe de fotógrafos. Sostén
permanente de su familia, también trabajó en prensa de Casa de Gobierno y la
Municipalidad de la Capital.
Espejo para muchos fotógrafos que lo tomaron como ejemplo, Ávila nos
habló en sus fotos contrastadas de la aridez de la piedra como paisaje, de la
escasez del agua que es vida, de la calidez y las luchas de la gente humilde.
Caras bruñidas por el trabajo diario muestran al hombre y su existencia simple
escondida en la parquedad del tiempo sin tiempo.
Con resignación pero orgullosos en la dignidad de su pobreza, esos hombre
ricos en vivencias abrieron su corazón y sus ranchos al Negro Ávila. Él siempre
pudo conectarse, acercarse a la simplicidad de lo verdadero, porque no era más
que uno de ellos, hecho a fuerza de trabajo, de sacrificio y del orgullo de
saberse integrado a la fuerza de la tierra.
Las fotografías del Negro Ávila participaron en muchas publicaciones,
concursos y exposiciones, y en su memoria.
Ramón Argentino Ávila nació en Pie de Palo el 20 de junio de 1953, éste
año hubiera cumplido 59 años, y hace 16 que lo extrañamos.
Guillermo Hugo García
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