El 11 octubre se celebra el Día
Internacional de la Niña. Este año recordamos a las más vulnerables entre los
más vulnerables. Cada 10 minutos, en alguna parte del mundo, una adolescente
muere como resultado de la violencia. Violencia de género en el contexto del
desplazamiento humanitario, la explotación sexual y la trata.
Las niñas en emergencias son
las más vulnerables
Cada mañana hay una frase muy
familiar que millones de niñas y niños escuchan en todo el mundo: “hora de
levantarse”. A partir de ahí comienza una rutina bien conocida: desayuno,
colegio, amigos, parque, estudiar… una rutina que les hace sentirse protegidos.
Sabemos que las rutinas son
fundamentales para el desarrollo de los niños, porque permiten que crezcan
confiados y seguros en su ambiente. Para muchos niños la situación es bien
diferente: 1 de cada 4 niños vive en países afectados por conflictos, desastres
naturales, epidemias y otras emergencias.
535 millones que se despiertan
todos los días amenazados, sin saber si van a tener que salir huyendo, testigos
(o víctimas directas) de violencia diaria o de sequías, inundaciones o
terremotos.
Una terrible rutina nada
tranquilizadora, siempre estresante y que provoca graves secuelas físicas,
psicológicas y emocionales, en muchos casos irreversibles. Y una vez más son
las niñas las más vulnerables entre los más vulnerables.
Día de la Niña: cada 10 minutos
muere de forma violenta una adolescente
Cada 10 minutos, en alguna
parte del mundo, una adolescente muere como resultado de la violencia. Violencia
de género en el contexto del desplazamiento humanitario, la explotación sexual
y la trata.
Como Mary, de 17 años, que huyó
de Nigeria, un país tristemente conocido por los secuestros masivos de niñas
por parte de Boko Haram. Bajo la falsa promesa de un trabajo en Europa, Mary se
embarcó en un peligroso viaje que se convirtió en una pesadilla: sufrió
repetidas violaciones en Libia y su destino hubiera sido la prostitución en
Europa de no haber sido rescatada en el Mediterráneo. Ahora Mary vive segura en
una casa de acogida para víctimas del tráfico sexual en Sicilia.
En situaciones de emergencia,
las niñas y jóvenes no tienen acceso a los servicios de salud básicos, tienen
dificultad para acceder a información útil para su salud sexual y reproductiva,
no disponen de una atención materna adecuada o se les niega algo tan básico y
esencial como las condiciones necesarias para gestionar su propia higiene
menstrual.
Y es que, en estos contextos,
la falta de acceso a compresas o tejidos higiénicos obliga a niñas y mujeres a
utilizar materiales poco salubres como periódicos, que pueden causar
infecciones. Por eso es tan importante garantizar la distribución de productos
de higiene menstrual durante las emergencias. Por su salud y por su dignidad.
Día de la Niña: en emergencias
debemos garantizar su educación
Las niñas también tienen 2,5
veces más probabilidades que los niños de no asistir a la escuela durante un
conflicto, comprometiendo sus perspectivas de futuro como adultas autónomas y
plenas.
Como Sabah, de 13 años, que
estuvo dos años sin poder ir a la escuela a causa de la guerra en Siria.
Regresar a la escuela no era solo un sueño para ella: era la única forma que
tenía de recuperar una mínima sensación de normalidad en su vida en medio del caos
de la guerra. Pero Sabah todavía no se siente protegida; sigue viviendo en
Alepo, la ciudad más peligrosa del mundo.
Como ellas, millones de niñas
están pasando los primeros años (o décadas) de sus vidas viviendo en contextos
de emergencia, enfrentando día a día situaciones que las dejan sin recursos o
herramientas para enfrentarse a la vida tan difícil que les ha tocado vivir, en
una especie de círculo perverso que las hace cada vez más y más vulnerables.
Millones de niñas necesitan
herramientas para prevenir, mitigar y responder a las crecientes
vulnerabilidades que sufren antes, durante y después de conflictos, desastres o
desplazamientos, y nos corresponde a todos exigir que las tengan.
El Día Internacional de la Niña
no debería ser solo un día para llamar la atención del mundo sobre su
situación; debería marcar el inicio de un esfuerzo por parte de toda la
comunidad internacional para que las niñas reciban toda la atención necesaria y
se sientan siempre protegidas, también durante las situaciones de emergencia.
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