Se
celebra en esta fecha desde 1947 en recuerdo de Florencio Sánchez, el
dramaturgo uruguayo autor de la obra Canillita, cuyo personaje central era un chico
que voceaba diarios por la calle. Florencio Sánchez murió el 7 de noviembre de
1910.
Perseguido en Uruguay por sus
ideas políticas -era anarquista- Sánchez recaló en Rosario, donde en 1902
asumió como secretario de redacción de La República, donde duró poco, ya que
cuando los trabajadores del diario entraron en huelga, él adhirió también.
Posteriormente fundó junto a
otros colegas el periódico La Época y escribió una nueva obra teatral llamada
“La Gente Honesta”, donde se burlaba de un personaje del gobierno local.
Total que su estreno fue
prohibido y Florencio perseguido y apaleado en plena calle, mientras los
ejemplares de La Época que anunciaban el texto de la obra se vendían como pan
caliente.
Inspirado por el ambiente
periodístico, en sus ratos libres escribió una pequeña pieza teatral, cuyo
personaje era un niño vendedor de diarios.
La tituló “Canillita”,
conmovido por las piernas flacas de los diarieros rosarinos. Pero también,
porque en invierno los veía con las narices chorreando como una canilla.
‘Canilla” deriva del latín
“canella”, que significa “cañita” en español. Una de sus acepciones es “hueso
largo de la pierna” y otra, dispositivo que “bloquea o libera la salida del
agua”.
La compañía española de
zarzuelas de Enrique Lloret puso en escena la obra en Rosario, el 1° de octubre
de 1902, con tan buena acogida que fue representada durante dos semanas a
teatro lleno.
Al año siguiente, el dramaturgo
conoció al empresario Jerónimo Podestá, quien con gran éxito le estrenó en
Buenos Aires ‘M‘hijo el dotor”, lo que animó a Sánchez a proponerle en 1904 que
exhibiera “Canillita” en un teatro porteño.
En aquel entonces no existían
niños actores, pero sí mujeres jóvenes con condiciones para interpretar a un
chico. La elegida para el rol principal fue la incipiente actriz Blanca
Podestá.
La repercusión de “Canillita”
superó lo esperado y la compañía decidió hacer una función gratuita en el
Teatro de la Comedia para los diarieros, quienes colmaron la sala y se
sintieron plenamente identificados con el
nombre.
Sánchez se mudó a Buenos Aires
y adquirió celebridad con ésta y otras obras, entre las que se cuentan:
“Cédulas de San Juan‘; “La pobre gente‘; “La gringa‘; “Mano santa‘; “En
familia‘; “Los muertos‘; “Barranca abajo‘; “El conventillo‘; “El desalojo‘;
‘Nuestros hijos‘; “Los curdas‘; “La tigra‘; “Moneda falsa‘; y ‘Zarzuela”.
El 25 de septiembre de 1909, el
dramaturgo se embarcó hacia Europa como comisionado oficial del presidente
uruguayo, Claudio Williman, pero al llegar enfermó gravemente.
Murió de tuberculosis en el
hospital Fate Bene Fratelli de Milán, el 7 de noviembre de 1910, con apenas 35
años; en su honor, en esa fecha, se conmemora el Día del Canillita.
En su testamento, Florencio
Sánchez dispuso: “Primero, que no haya entierro; segundo, que no haya luto;
tercero, que mi cadáver sea llevado sin ruido a la Asistencia Pública, y de
allí a la morgue”.
Y culminaba: “Sería para mí un
honor único que un estudiante de medicina fundara su saber provechoso para la
humanidad en la disección de cualquiera de mis músculos”.
El 21 de enero de 1921 sus
restos llegaron a Montevideo y fueron llevados al Panteón Nacional.
En homenaje al escritor, en la
fecha de su muerte se conmemora el Día del Canillita, tanto en la Argentina
como en el Uruguay.
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