Los abusos y la explotación a los
niños, niñas y adolescentes son un problema alarmante que no distingue país,
raza, cultura o condición social, por tal motivo se ha hecho cada vez mas
indispensable pronunciarse frente a este tema y tomar las medidas que sean necesarias
a nivel familiar, local, nacional o internacional.
El problema del abuso y maltrato
infantil es una realidad que compete a todos los países del mundo. Por ello el
19 de noviembre se celebra el Día Mundial para la prevención del abuso del
Niño/a. Es importante señalar que la Convención de los Derechos del Niño
establece en su artículo 19 que “es obligación del Estado parte proteger a los
niños de todas las formas de violencia y maltrato, que hayan hecho padres,
madres o cualquier otra persona dedicada a su cuidado”.
Argentina ha incorporado esta
Convención con rango constitucional en 1994. Sin embargo, este problema está
presente y golpea a muchos pequeños y pequeñas, incluso dentro de sus propios
hogares.
En América Latina no menos de 6
millones de niños, niñas y adolescentes son objeto de agresiones severas y 80
mil mueren cada año por la violencia que se presenta en el interior de la
familia (Fuente UNICEF).
Los niños y las niñas pueden
tener demasiado miedo para denunciar el maltrato sexual, pero pueden exhibir
una variedad de síntomas en su comportamiento y en su apariencia física.
Cualquiera de estos síntomas puede ser significativo:
Indicadores en niños y niñas
menores de 6 años:
Síntomas físicos: Sangre del
recto o de la vagina, fisuras, comezón, infección vaginal o enfermedad venérea.
Inflamación de los órganos genitales o flujo vaginal. Dolor al sentarse o al
andar.
Síntomas sexuales:
manifestaciones de afectos o conocimientos sexuales inapropiados para su edad.
Masturbación excesiva, juegos sexuales muy persistentes.
Síntomas sociales: Rechazo del
contacto afectivo que antes era aceptado. Miedo a determinada persona o intensa
aversión a cierto lugar.
Pesadillas recurrentes o sueño
inquieto y miedo a la oscuridad.
Retroceso en el comportamiento,
como por ejemplo orinarse en la cama, chuparse el dedo o llorar excesivamente.
Miedo a que los bañen o vean
desnudos.
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