1871
- La Nación decidió reducir en 15.000 pesos fuertes la subvención a La Rioja.
Ante tamaña catástrofe financiera, motivada por la grave crisis que padecía el
país, el gobierno provincial “debiendo precaver en cuanto sea posible la
bancarrota a que tal reducción conduciría a la administración pública, no menos
que tratar de conservar siquiera las bases fundamentales de la Administración”,
resuelve suprimir una larga lista de rubros presupuestarios, desde un cargo de
portero, un capellán y muchos, muchos (para entonces) empleados públicos,
además de dejar sin concretar algunas obras públicas.
No
es nuevo esto de echar gente por razones de crisis nacional. Hace 140 años, sin
decir ¡agua va! el gobierno provincial dejó en la calle a muchos modestos
servidores. El hilo se corta por lo más fino… en realidad hasta fechas más bien
recientes el empleado público no tenía estabilidad alguna en su cargo pues la
totalidad de la administración siempre era “botín de guerra” a la hora del
cambio gubernamental o de otras cuestiones tal como da cuenta esta efemérides.
La quita en la subvención nacional se debió sin duda a la epidemia que asoló la
Capital Federal. Aunque ello ocurriría muchas otras veces llegándose al extremo
de que el propio gobernador se disminuyera su sueldo en la mitad y en tiempos
más difíciles aún (revolución del 90, terremoto de 1894, etc. etc.) los altos
funcionarios llegaran a disponer la nula percepción de sus haberes en aras del
bien común. Dudamos que esto ocurra en estos tiempos modernos y se le ocurrirán
actitudes como la de nuestros antepasados de alto valor cívico y
desprendimiento.
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