1810 - EL FAMATINA EN LOS PLANES
DE LA JUNTA DE MAYO. En esa fecha la Junta envía una comunicación a Juan Martín
de Pueyrredón en la que propone la realización de una obra completa en lo que
concierne al fomento de las minas de San Pedro de Famatina. Desglosando los
detalles, puede señalarse que, dicho de otra manera, era propósito firme del
gobierno central, brindar apoyo y expansión al centro primordial de la riqueza
riojana cuyo potencial ya era tenido seguramente por noble e importante allá por
los días remotos del incario. Pareciera que la Junta se adelantaba a
acontecimientos futuros pues luego de la pérdida del Alto Perú, tras Vilcapugio
y Ayohuma, las riquezas del Potosí no sirvieron más a los objetivos
revolucionarios y el Famatina adquiriría enorme significación como generador de
oro y plata. En realidad el problema que se le planteaba a la Junta era que
desde los tiempos de la creación del Virreinato del Río de la Plata este
dependía en un 70% de los envíos de oro y demás elementos de cambio del
virreinato del Perú, algo que se dejó de percibir no más se iniciara la
Revolución de Mayo, de allí la extrema pobreza que reinó en todo el ámbito del
ex Virreinato del Río de la Plata, solucionado en parte por la Primera Junta,
los Triunviratos y los directorios aplicando fuertes impuestos o directamente
exaccionandolos a los ricos comerciantes españoles que habían forjado su
riqueza por el monopolio. Pero esto también tuvo un limite de allí que la única
fuente que le quedó a las Provincias Unidas fue el importante recurso de la
aduana de Buenos Aires que llevó al gobierno, fundamentalmente de Rivadavia a
considerar que ese recurso era, casi de uso exclusivo de los gobierno porteños.
Por ello la desesperación tanto de Quiroga como de Rivadavia de explotar cada
uno por su cuenta la riqueza del Famatina que, por otra parte considerando la
tecnología de la época no era tan importantes.
1864 - En esta fecha se firma el
contrato entre el Director General de Correos de la República y la empresa
Mensajerías Iniciadores que se obliga a conducir directamente la
correspondencia desde Córdoba a La Rioja y viceversa corriendo la distancia de
116 leguas. La empresa de no cumplir lo estipulado tendría multa de hasta 50
pesos y de faltar tres veces podría ver rescindido su contrato. La empresa
sería directamente responsable de la seguridad de la correspondencia, pudiendo
recibir correspondencia durante el viaje. Por cada viaje de ida y vuelta la
empresa recibiría 50 pesos fuertes. Con el tiempo se iría modificando este
esquema y las mensajerías no irían a Córdoba sino a Chumbicha para unirse al
ferrocarril.
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