1872- Era autorizado el gobierno
riojano para proveer el alumbrado público de la capital, creando un impuesto de
4 reales por cada casa de familia, de negocio o habitación de personas
independientes donde se estableciera el alumbrado. El alumbrado podría hacerse
o por el Departamento General de Policía o por empresarios particulares y el
Ejecutivo podía invertir de las rentas generales la cantidad necesaria para la
construcción de faroles y demás gastos preparatorios del alumbrado público. Habría
luego alumbrado a gas y después eléctrico, muy malo por cierto, al extremo que
en tiempos del intendente Rafael Torres (1942) se licitaba la instalación del
alumbrado público a partir de plaza 25 de mayo hacia tres cuadras a los cuatros
puntos cardinales. Malos empresarios, malas empresas contribuyeron a que la luz
no se hiciera.
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