1858 - El comisionado de La Rioja
ante el gobierno de Paraná, tendría que realizar las importantes comisiones
siguientes:
1º - Solicitar protección para
que la industria minera del Famatina funcionara a pleno.
2º - Solicitar autorización para
acuñar en gran escala moneda en la Casa de Moneda de La Rioja, habilitando al
efecto un Banco de Rescate.
3º - Que el déficit provincial
fuera asumido por la Nación totalmente.
4º - Solicitar para que la
Compañía de Jesús realice en la provincia la habilitación de escuelas primarias
y un colegio secundario.
5º - Hacer efectivo el subsidio
para las escuelas primarias y un siglo y medio después ocurre lo mismo.
Lo interesante a destacar es que
todavía por ese entonces, luego de múltiples problemas en el troquelado de
moneda La Rioja volvía a ser centro interesante de esta actividad pero siempre
se exageró en cuanto a la existencia de oro y plata pues las mismas eran
extraídas con mucha dificultad haciendo que los costos fueran elevados. También
cabe mencionar el papel que se le asignaba a la Compañía de Jesús expulsada de
América en tiempos del rey Carlos III de
España (1867) y que ya había regresado al país. Sin embargo a La Rioja donde
había tenido muchas propiedades y actividad religiosa y comercial no regresaría
jamás.
1854 - En esa fecha la
legislatura tomaba nota y disponía fuere reconocido como Presidente de la
Nación al general Justo José de Urquiza y vice a Salvador María del Carril
elegidos por el Congreso Constituyente de Santa Fe.
Por primera vez y tras lo
dispuesto por la constitución nacional sancionada el año anterior el país tenía
un presidente elegido por el pueblo. En realidad hay que considerar que en
estas elecciones y hasta 1912 cuando se sanciona la Ley Sáenz Peña la
participación del pueblo estaba reducida
a la clase alta o aquellos que sabían “leer y vestían decentemente” además,
para ser legislador por ejemplo se requería poseer cierta fortuna. No era como
vemos un régimen realmente republicano sino que respondía a los usos y
discriminaciones de la época donde ser pobre era casi ubicarse en la categoría
de sospechoso.
1862 - En Puesto de los Valdeces,
Peñaloza aguarda con una fuerza de 65 hombres de infantería, una pieza de
artillería con 30 infantes y 140 hombres de caballería el ataque que le hace el
coronel Sandez. Peñaloza se retira y a los 15 minutos contraataca reforzado por
unos 200 hombres del coronel Lucas Llanos, pero es rechazado.
El mayor Cicerón Quiroga y siete
oficiales de Peñaloza fueron pasados por las armas, no respetándose su condición
de prisioneros. Una treintena de muertos de la fuerza de Peñaloza; 2 muertos y
3 heridos de las fuerzas de Sandez fue el saldo de este entrevero. Sandez,
Linares y muchos más, llamados “Los coroneles de Mitre” dejaron el recuerdo de
su sanguinaria fama, de su impiedad y de llevar una guerra de tierra arrasada.
Sus acciones criminales casi
siempre merecían hipócritamente la condena de sus jefes que dejaban hacer
cuando les convenía y que nunca llegaron a sancionar a ninguno de estos
criminales. El mismo Sarmiento años después elogiaría a Sandez y a pesar que lo
calificaba de asesino sanguinario lo siguió apañando. Haciendo de esta “guerra
de policía” un verdadero infierno pues no se respetó ni mujeres, niños y
ancianos.
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