En toda la Argentina se festeja
mañana el Día del Industrial Panadero, una actividad muy antigua cuyos primeros
registros datan del tiempo de los gremios medievales. El pan no es un alimento
más, sino el que los simboliza a todos ellos. Pocos productos existen tan
vinculados a la evolución del hombre a lo largo de su historia.
La palabra “compañero” y todas
sus derivadas tienen el “pan” en su interior, ya que indica a los que comen
juntos, en particular los miembros de una misma profesión o los conjurados
políticos.
San Honorato, Patrono de los
Panaderos, nació en Francia, en la villa Ponthieu, Port le Grand, a comienzos
del siglo VI. Tras la muerte del obispo de Amiens, los fieles lo designaron
sucesor.
Dice la leyenda que, cuando
pensaba declinar el cargo, un rayo de luz y un óleo sagrado aparecieron sobre
su cabeza. En ese instante, una mujer que se disponía a cocer el pan en la casa
de Honorato se negó a creer en la aparición y dijo que sólo lo aceptaría si la
pala de hornear echaba raíces.
Y en ese momento, una morera
cubierta de follaje y flores creció en el lugar. Desde entonces, Honorato es
patrono de floristas y de panaderos.
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