En el año 1927 se inaugura la primera sección de la Fábrica
Militar de Aviones. Casi desde el momento en que dio a luz a su aeronáutica
militar en 1912, Argentina ha manifestado un profundo interés por el desarrollo
tecnológico e industrial de sus medios aeroespaciales.
Ese interés se ha expresado en
doctrinas y políticas institucionales, planes de desarrollo y programas de
promoción industrial y se ha plasmado en varias industrias estatales y en no pocas
iniciativas privadas. Aunque su relevancia económica sea discutible, no hay lugar
a dudas respecto de su prolongada y positiva influencia en las actividades
militares e industriales de la nación.
La primera manifestación del
espíritu industrial de la aeronáutica militar argentina se remota a los inicios
de la Escuela de Aviación Militar, cuando un grupo de técnicos emprendedores revisaron
y mejoraron el diseño de uno de los entrenadores en uso en la institución (el
Henri Farman 50 hp) y procedieron a construir una pequeña serie de esta
variante optimizada. Gracias al impulso de esos y otros precursores, una década
más tarde el gobierno nacional aprobó la puesta en marcha de la Fábrica Militar
de Aviones en la mediterránea ciudad de Córdoba (Cba.); iniciativa que daría
sustento y existencia formal a la industria aeronáutica militar argentina. Son
representativos de esta "etapa fundacional" (1914- 1930) productos
tales como el Farman "Tipo El Palomar" (3 ejemplares construidos y
dos modificados en la EAM en la década de 1910), el entrenador Avro 504K y el
caza Dewoitine D.21 (construidos bajo licencia por la FMA).
Comenzó entonces una "era de
consolidación" (1930-1945) en la que la creciente capacidad técnica y
experiencia de la fuerza laboral fortaleció el proyecto de la FMA y le permitió
encarar programas de desarrollo y construcción de aeronaves y componentes
(tanto nacionales como extranjeros) cada vez más complejos. Al cierre de esta
etapa, de hecho, el "expertise" era tan avanzado que la industria
alcanzó su más alto grado de integración nacional: En buena medida a raíz del
aislamiento impuesto por la II Guerra Mundial, la FMA se decidió a investigar y
emplear materiales alternativos de origen nacional y a construir las aeronaves
y todos sus componentes localmente. En esta etapa sobresalen la familia
"Tronco" (Ae.M.O.1, Ae.M.Oe.1 y Ae.M.Oe.2, de los que se construyeron
más de 60 ejemplares a mediados de la década de 1930), el I.Ae.DL.22 y el Ae
I.Ae.24 Calquín (más de 300 aviones construidos a fines de la década de 1940).
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