CEREMONIA A LA PACHAMAMA
Pachamama o pacha (del aimara y quechua pacha: tierra y
también "mundo", "cosmos" ; mama: madre -es decir
"Madre Tierra") es el núcleo del sistema de creencias (pre-incas) y
de actuación ecológico-social entre los pueblos indígenas de los Andes
Centrales de América del Sur.
La Pachamama es por lo tanto la diosa femenina de la tierra
y la fertilidad; una divinidad agrícola benigna concebida como la madre que
nutre, protege y sustenta a los seres humanos. La Pacha Mama vendría a ser la
diosa de la agricultura comunal, fundamento de toda civilización y el Estado
Andino.
Descripción
Pachamama es descrita como la Tierra en un sentido profundo,
pero no el suelo o la tierra geológica, así como tampoco el cielo cristiano es
el cielo cosmográfico. No está localizada, pero se concentra en ciertos lugares
como manantiales, vertientes, o apacheta. Pero es una deidad inmediata y
cotidiana, que actúa directamente y por presencia y con la cual se dialoga
permanentemente, ya sea pidiéndosele algo o disculpándose por alguna falta
cometida.
No es una divinidad creadora sino protectora; cobija a los
hombres, posibilita la vida y favorece la fecundidad y la fertilidad. A cambio
de esta ayuda y protección, el pastor de la Puna Meridional está obligado a
ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe, no sólo en los momentos y sitios
predeterminados para el ritual sino, particularmente, en todos los
acontecimientos culturalmente significativos, configurándose así una suerte de
reciprocidad" (Merlino y Rabey 1983). La caracterización que hacen los
antropólogos Rodolfo Merlino y Mario Rabey para el culto a la Pachamama en el
noroeste argentino coincide en rasgos generales con las presentadas por Earls y
Silverblatt (1976) y por Valderrama Fernández y Escalante Gutiérrez (1977) para
los Andes del Perú. Sin embargo se la considera asimismo con una faz negativa:
la Pachamama tiene hambre frecuente y si no se la nutre con las ofrendas o si
casualmente se la ofende, ella provoca enfermedades.
Historia de su culto
Los quechuas y los tiwanaku y otras etnias agricultoras de
la región andina, realizaban ofrendas en su honor, sacrificando camélidos para
derramar su sangre. Entre otros objetos se ofrecían hojas de coca, conchas
marinas mullu y sobre todo el feto de la llama, según una creencia para
fertilizar la tierra sin que faltara jamás la cosecha, este tipo de ofertorio
suele llamarse en los Andes centromeridionales "corpachada".
Con la llegada de los españoles y la persecución de las
religiones nativas (llamada en esa época "extirpación de idolatrías), la
Pachamama comenzó a ser muchas veces invocada a través de la Virgen María
(Véase: síncresis).
Actualmente se mantiene y conserva el sistema de creencias y
rituales relacionados con la Pachamama, practicada principalmente por las
comunidades quechuas y aimaras, y otros grupos étnicos que han sufrido la
influencia quechua-aymara, en las áreas andinas de Ecuador, Perú y Bolivia,
pero también en el norte de Chile y noroeste de Argentina. A través de los
migrantes, se ha expandido a numerosas ciudades y grandes metrópolis modernas
como Buenos Aires, por este motivo se puede ver ocasionalmente en tal ciudad
(especialmente en los 1990s y a inicios del presente siglo) a gente que, por
ejemplo, vuelca un poco del vino o la cerveza que está por beber diciendo:
"antes para la pacha".
La Pachamama, más las deidades Mallku y Amaru, conforman la
trilogía de la percepción aimara sociedad - naturaleza; y sus cultos son las
formas más antigua de celebración que los aimaras aún realizan en la
actualidad.
Ritual
El ritual central a la Pachamama es la challa o pago
(tributo). Se la realiza el primer dia del mes de agosto, durante todo el mes,
y en muchos lugares también el primer viernes de cada mes. También se realizan
ceremonias a la Pachamama en ocasiones especiales, como al partir de viaje o al
pasar por una apacheta. Según Mario Rabey y Rodolfo Merlino, antropólogos
argentinos que han estudiado la cultura andina desde la décadas de 1970 a la de
1990, "el ritual más importante es el challaco. Challaco es una
deformación de los vocablos quechua 'ch'allay' y 'ch'allakuy', que se refieren
a la acción de rociar insistentemente; en el lenguaje corriente de los
campesinos del sur de los Andes Centrales, la palabra 'challar' se usa como
sinónimo de 'dar de comer y beber a la tierra'. El challaco, tal como se
practica en la zona estudiada, abarca una compleja serie de pasos rituales que
comienzan en las viviendas familiares la noche de la víspera, durante la cual
se cocina una comida especial, la tijtincha, y que culminan en un ojo de agua o
la toma de una acequia donde se realiza el ritual principal a la Pachamama, con
una serie de ofrendas que incluyen comida, bebida, hojas de coca y
cigarros".
La religión centrada en la Pachamama se practica en la
actualidad en forma paralela al cristianismo, al punto tal que muchas familias
son simultáneamente cristianas y pachamamistas.
Etimología
Una de las herencias del imperio incaico en nuestras
tierras, fue la adoración a la Madre Tierra, según Juan Alfonso Carrizo la
denominación correcta es Mamapacha, ya que así se la denomina en el Perú. Mama:
madre y Pacha: universo, mundo, tiempo o lugar (recordemos que en quechua
Tierra es ashpa o allpa) por lo tanto Pachamama sería la madre de la tierra,
madre del lugar o madre del cerro. La deformación de Mamapacha se debió a la
interpretación local del quechua (lengua no originaria de nuestras tierras) por
parte del cacano, el lule o el tonocoté.
[LLegada del aipa] Sin duda en todo el Noroeste Argentino
esta celebración se hace para agradecer, pedir y bendecir los frutos que nos
ofrenda la Madre Tierra; en algunas poblaciones el rito es más acentuado, pero
en casi todos los casos esta veneración se acompaña también con ceremonias
religiosas de profunda raigambre y de hondo sentir tradicional.
Es poder de la Pachamama hacer crecer las cosechas,
multiplicar el ganado, cuidar los animales silvestres y bendecir a los
artesanos. Los festejos en su honor son los 1º de agosto, pero la celebración
más conocida se realiza en el mes de febrero en Amaicha del Valle, localidad
sita a 160 km al noroeste de Tucumán.
En algunos pueblos del norte la Pachamama se personifica con
una mujer de rasgos indígenas, medio retacona, con sombrero aludo y a quien
siguen un perro negro, una víbora que le sirve de lazo y un quirquincho.
Ofrendas
En las sendas de los cerros se encuentran cada tanto
amontonamientos de piedra llamados apachetas que tienen un doble sentido: guiar
a los viajeros y ser un altar en el cual se dejan ofrendas de diversas
características: hojas de coca, vino, chicha, aloja, comida, cigarrillos,
yerba, etc. Estas apachetas son bien recibidas por la Madre Pacha que ayudará a
los peregrinos a llegar a destino sin inconvenientes.
Cada vez que se va a sembrar, cosechar, marcar la hacienda o
correr el ganado, se cava un hoyo y en él se depositarán las ofrendas… es lo
que se llama corpachar o dar de comer a la tierra.
Sabían que?... en algunas traducciones kusilla significa ¡se
propicia! y en otras lo interpretan como: ¡ayúdame!.
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