Un día como hoy en el año 1952, muere
en Buenos Aires, a los 33 años, María Eva Duarte de Perón, popularmente llamada
"Evita", esposa del presidente de la República Juan Domingo Perón.
Practicó una intensa acción social, propició y logró la ley de voto femenino y
la provincialización de territorios nacionales. Nació en Los Toldos (provincia
de Buenos Aires) el 7 de mayo de 1919.
El deceso de Evita se produjo un sábado. Esa misma noche, la ciudad
Buenos Aires apagó sus luces. Los teatros y los cines levantaron sus funciones
y los grandes comedores bajaron sus persianas. En principio se pensó en una
jornada de luto de no más de tres días, pero luego se decidió prolongarla hasta
el 11 de agosto, fecha en que los restos, convenientemente preparados por el
doctor Pedro Ara, fueron trasladados al edificio de la CGT de calle Azopardo.
En la historia argentina, ha habido un antes y un después de Eva Duarte
de Perón. Su figura ha desatado los más calurosas adhesiones y los más fuertes
rechazos, pero nadie puede negar que su accionar cambió los destinos de
Argentina , pudiendo citar entre sus logros más importantes el voto femenino y
la intensa acción social que caracterizó su accionar político.
Padecía un cáncer que se había iniciado en útero para luego extenderse
por todo el cuerpo. Cuando murió pesaba menos de 38 kilos. La hora de su muerte
fue las 8.23, pero oficialmente se fijo la hora de su muerte a las 20 y 25,
pasando desde ese entonces a ser las 8.25 la “ hora en que Eva Perón paso a la
inmortalidad “ para que quedara fijada en la memoria de todos.
Este 26 de Julio, se conmemoran 60 años de su muerte, hecho que marcó a
fuego la realidad de nuestro país y desencadenó un mito que persiste hasta
nuestros días.
El tiempo no ha hecho sino engrandecer su figura, más allá de los
intentos de otros de demonizarla y ver en su figura la representación del mal.
Desde hacía por lo menos dos años se sabía que Evita tenía cáncer. La
mala noticia se ocultó hasta donde se pudo, pero a mediados de 1951 el
diagnóstico era irreversible. Su enfermedad coincidió con las elecciones nacionales
de noviembre de 1951 y el ajuste económico que Perón propuso para equilibrar
las cuentas públicas. Estaba sobreviniendo un cambio en el peronismo y en el
mismo Perón que, de acuerdo a uno de sus dichos más populares, debía
convencerse que “ la única verdad es la realidad…”.Era un momento histórico en
que el peronismo se transformaba.
Hacia 1952, su salud empieza a experimentar quebrantos caracterizados por
astenia, debilidad y anemia, cuya causa no se estableció inmediatamente, pero
que con estudios concluyeron en un diagnóstico casi fatal para la época: cáncer
de útero .Este diagnóstico, en principio, estuvo reservado a los más allegados
a la pareja presidencial; oficialmente se habló de una apendicitis.
El Ministro de Educación, a la vez médico y cirujano de Evita, Oscar
Ivanisevich aconsejó una operación radical, la histerectomía , para tratar la
afección , intervención a la que ella se negó enfáticamente. De mas estaría
decir que Eva Perón habría de participar del significado cuasi mágico que el
útero tenía para su generación: idea de completitud, fecundidad y juventud
eterna, criterio que en algunos estratos de nuestra sociedad persiste hasta
nuestros días. Lo cierto es que, sin tratamiento quirúrgico, la enfermedad
avanzó, sobre todo en uno de sus síntomas, las hemorragias, lo que ocasionó a
la vez una anemia severa que el gobierno se vió obligado a reconocer hacia
fines de Septiembre de 1951.
En el mes de Noviembre fue necesaria su internación en el Policlínico
Presidente Perón de la localidad de Avellaneda, cuya dirección ejercía una de
las glorias mas insignes de la cirugía argentina, el Dr. Ricardo Finochietto .
Allí una Junta Médica que integró entre otros el prestigioso oncólogo y
cirujano George Pack, traído especialmente desde los Estados Unidos a tal fin,
confirmo el diagnóstico de cáncer e indico tratamiento quimio y radioterápico ,
medidas meramente paliativas y retardadoras del fin que se aproximaba
inexorablemente . Aun a pesar de los dolores y las molestias que la afección le
ocasionaba, pudo votar desde su lecho de enferma el 11 de Noviembre ,
contribuyendo con su voto femenino al triunfo de Perón en su reelección .
Las cosas fueron empeorando día a día, con considerable pérdida de peso y
anemia severa, llegando a pesar cerca del final de su vida treinta y siete
kilos.
Aún gravemente enferma, su apoyo y fervor por Perón no tenían límites.
Así, llego a pronunciar el que sería su último discurso el día 1 de Mayo de
1952 en medio de una crisis febril que llegó a los 40 grados y una debilidad
tal que solamente podía mantenerse en pié sostenida de la cintura por el propio
Perón .Tenía apenas treinta y tres años, intensamente vividos, sobre todo los
últimos, en apoyo de los que ella solía llamar “ mis grasitas”, entre los que
distinguía especialmente a las mujeres .
Las últimas apariciones públicas serían el 1º de mayo y el 4 de junio,
fecha en la que acompañó a Perón en el acto de asunción a la presidencia. Esta
sería su última aparición publica, que la mostraba muy debilitada por la
enfermedad. Su último discurso es el 1º de julio. Una coincidencia : esta es la
fecha de la muerte de Perón 22 años después . Mucho se dijo acerca de la
posibilidad que su esposo la habría obligado a estar presente en ambas
ocasiones, pero se supo posteriormente que había sido una voluntad expresa de
Eva Perón el asistir a estos actos.
También sacó fuerzas de lo inimaginable para poder acompañar a Perón en
su asunción del 4 de Junio de 1952, su última aparición pública.
Unos días antes de morir había sido declarada jefa espiritual de la
Nación y al momento de su muerte los legisladores peronistas discutían sobre el
lugar y las dimensiones del monumento que debería levantarse en su honor.
También en esos días se resolvió que la ciudad de La Plata llevara su nombre.
El velatorio se realizó en el Ministerio de Trabajo y Previsión y luego
se trasladó al Congreso de la Nación.
En principio se pensó en una jornada de luto de no más de tres días, pero
luego se decidió prolongarla hasta el 11 de agosto, fecha en que los restos,
convenientemente preparados por el doctor Pedro Ara, fueron trasladados al edificio
de la CGT de calle Azopardo. Durante tres fines de semana la actividad pública
estuvo prácticamente paralizada.
Este es el fin de una historia y, paradójicamente, el paso a la historia
de una persona que, más allá de sus actitudes, supo congregar y fascinar a
varias generaciones de argentinos hasta nuestros días, como símbolo del
principio de justicia social y participación de los más humildes en la vida
política argentina, todo esto mas allá de las adhesiones o rechazos que provocó
su figura . Para que el mito exista es necesario morir a tiempo y morir joven y
en el escenario de su plenitud, así sucedió.
Es difícil en nuestros días delimitar cual fue la verdad y cual la
leyenda sobre Eva Perón. Lo cierto es que ocupó un lugar destacado en la
historia de Argentina, más allá de adhesiones y rechazos que provocaba su
figura. Su dimensión histórica es indudable, a pesar que los relatos y las
interpretaciones acerca de su vida y su accionar sean a veces muy
controvertidos
Nada hubiera sido posible sin la popularidad de una mujer que, en pocos
años, mediante su trabajo y su esfuerzo, llegó a ganar el afecto y la adhesión
de las masas, especialmente las mujeres de Argentina. En todo momento estuvo
presente su carisma, sus actitudes, su magia y sus obras a favor de los más
necesitados. Muchos afirman que no habría un Perón de las dimensiones que llegó
a tener sin el apoyo y las obras de su esposa, que trascendió los límites de
nuestro país. Lo verdaderamente importante es que así se desarrolló la historia
de Argentina durante un largo período y que ambos personajes, con fallas y
logros a veces muy importantes, dejaron su huella indeleble hasta nuestros
días.
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