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martes, 31 de julio de 2018

NATALICIO DE PEDRO IGNACIO DE CASTRO BARROS

1777:  Nace en Chuquis, La Rioja, el sacerdote y doctor Pedro Ignacio de Castro Barros. Fue rector de la Universidad Mayor de San Carlos. Participó activamente en la lucha por la independencia. Formó parte de la Asamblea del Año XIII y del Congreso que reunido en Tucumán declaró la independencia en 1816. Murió en Chile el 17 de abril de 1849.
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Nació en La Rioja (Departamento Arauco), el 31 de Julio de 1777. De niño fue llevado a Santiago del Estero, donde hizo sus primeros estudios. En 1790 pasó a Córdoba, donde el Rector de la Universidad de San Carlos lo tomó bajo su protección. Se graduó de doctor en teología en 1800 y afines de ese año fue ordenado sacerdote por el obispo de Tucumán Moscoso. Hombre de una amplia cultura clásica, llegó a ser rector de la Universidad de Córdoba.

Apoyó con entusiasmo la revolución de mayo. Su adhesión al gobierno patrio lo llevó a Buenos Aires como diputado a la Asamblea del año XIII en reemplazo de Ugarteche. En 1815, la Asamblea lo comisionó junto con Juan Ramón González Balcarce para asegurar la confianza y la opinión de las provincias y el ejército del norte ante la crisis e inestabilidad de los poderes.

En 1816, La Rioja lo nombró nuevamente diputado para el Congreso de Tucumán, del cual fue elegido presidente el 2 de mayo. Bajo su presidencia se designó a Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo, fue partidario de la monarquía indígena como forma de gobierno. En 1833 emigró al Uruguay en donde desarrolló una fuerte actividad religiosa y en 1841 se trasladó a Chile, en donde continuó con su tarea sacerdotal y docente, llegando a ser rector de la Universidad de Santiago falleció en Santiago de Chile, el 17 de abril de 1849.

Pedro Ignacio de Castro Barros

Fue un sacerdote y político argentino, miembro de la Asamblea del Año XIII y del Congreso de Tucumán, que declaró la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 9 de julio de 1816.

Nació en Chuquis, un pueblito del entonces llamado departamento de la Costa de Arauco, en el norte de La Rioja, actualmente en el departamento que lleva su apellido, Castro Barros.

Estudió en Santiago del Estero y Córdoba, graduándose de doctor en teología en 1800, y ordenádose sacerdote a fines de ese año. Ejerció como profesor en la Universidad de Córdoba.

Regresó en 1804 a La Rioja, donde fundó una escuela y un colegio. De vuelta en Córdoba, obtuvo una cátedra de filosofía en la Universidad. En 1810, el obispo Rodrigo de Orellana lo nombró párroco de la iglesia matriz de La Rioja. Allí construyó en tres años la nueva iglesia, actual catedral.

La Asamblea y el Congreso

Partidario decidido de la Revolución de Mayo, fue nombrado diputado a la Asamblea Constituyente del Año XIII. Fue partidario de la libertad de vientres. Fracasó en su intento de forzar la sanción de una constitución.

Fue enviado por la Asamblea a una gira por las provincias, para infundir ánimo revolucionario a un país que ya empezaba a cansarse de los sacrificios, y de la política centralista del gobierno de Buenos Aires; recorrió 400 leguas a caballo, sin resultado visible.

Fue elegido también diputado al Congreso de Tucumán, poco después de que La Rioja se separara de Córdoba, provincia a la que hasta entonces pertenecía. Cuando el partido de los Villafañe y Ocampo derrocó al gobernador unitario, pidió al Congreso la intervención de su provincia, que por esa iniciativa volvió a la obediencia al gobierno central.

Le tocó presidir el Congreso en mayo de 1816. Dos meses más tarde firmó el Acta de la Independencia, y el Congreso lo envió como diputado ante el general Güemes, para convencerlo de que se opusiera a la candidatura del coronel José Moldes para el directorio. Fue partidario de una constitución monárquica, pero se convenció de postergar la decisión, ante el argumento de Fray Justo Santa María de Oro, de que primero había que consultar a las provincias.
Pasó a Buenos Aires, como asesor económico del gobierno de Juan Martín de Pueyrredón.
Actuaciones posteriores
Escribió algunos tratados sobre política e iglesia, y fue nombrado vicario de San Juan, y luego canónigo de la catedral de Salta. En camino hacia esta ciudad, fue apresado por una partida federal del gobernador de Santa Fe, Estanislao López, y tomado prisionero. Se fugó a través del Chaco y consiguió llegar a Salta. Pero debió huir por los enfrentamientos entre partidarios y opositores de Güemes. Regresó a San Juan pero también debió escapar unos meses más tarde, por su oposición a la política liberal de Salvador María del Carril.
De modo que se instaló en La Rioja. Fundó allí una escuela, y la dirigió hasta que fue nombrado rector de la Universidad de Córdoba, en 1821. Fue legislador provincial en esa ciudad, y daba clases en el actual Colegio Nacional de Monserrat, sin dejar de dirigir la Universidad.
Se opuso a la llamada “reforma eclesiástica” de Bernardino Rivadavia, que interpretaba como era una forma encubierta de apoderarse de los bienes de la Iglesia. Dirigió un periódico, El Observador Eclesiástico, desde donde atacó a Rivadavia y sus aliados.
Recorrió la nueva diócesis de Cuyo, ayudando al obispo a establecer su organización. Tuvo una gran influencia sobre Facundo Quiroga, y fue tal vez quien más influyó para que éste declarara la guerra a muerte contra el partido “impío” de Rivadavia.
Cuando José María Paz ocupó el gobierno de la provincia de Córdoba, se pronunció en su favor (lo que lo alejaba de Quiroga). Por consejo de Paz fue nombrado vicario de la diócesis de Córdoba por la legislatura.
Vencida la Liga Unitaria del Interior fue llevado prisionero a Santa Fe. El gobernador López le permitió moverse con libertad, e incluso predicar en un templo frente a todo el gobierno. Desde allí atacó el sistema federal, por lo que el caudillo le dio tres horas para que se embarcara hacia Buenos Aires. Al llegar a destino, el gobierno lo confinó en un barco por varios meses (evidentemente, la prudencia no era su fuerte).
Por mediación de Tomás Manuel de Anchorena se le permitió finalmente bajar a tierra, pero en 1833 se trasladó al Uruguay. En 1841 pasó a Chile, donde dio clases en la Universidad de San Felipe hasta poco antes de su muerte.

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