El 4 de Junio del año 1870 fallece en
Nantoco (Río Copiapó), Tierra Amarilla, el coronel Felipe Varela. Aunque nacido
en Catamarca desde niño vivió en Guandacol y en La Rioja sentó su prestigio de
hombre de trabajo y de armas. En la Batalla del Pozo de Vargas (10/04/1867),
ultima gran batalla del levantamiento federal contra la guerra del Paraguay, se
enfrenta a las fuerzas del general Antonino Taboada. Con su derrota se
derrumbaría el proyecto federal y comenzaría una trágica epopeya. Moriría
tísico y pobre en un pueblo próximo a Copiapó. Quedo de el su figura
quijotesca, su llamado a la unión de los pueblos americanos y su inquebrantable
fe en un ideal al que entregó su vida. Es considerado uno de los tres máximos
caudillos riojanos y es quizás una de las pocas figuras históricas que sigue
despertando onda adhesión por la actualidad y sentido de su lucha: la unión
americana.
Los caudillos federales fueron derrotados en los campos de batalla, a pesar de su coraje, por el mejor armamento y mayores recursos de sus adversarios; asimismo fueron vencidos en las páginas de nuestra historia consagrada escrita por la oligarquía porteña.
Uno de los caudillos
más denostados y menos conocidos es Felipe Varela, a quien la presidenta de la
Nación acaba de elevar al generalato post-mortem. Catamarqueño, es coronel del
ejército de la Confederación Provincial de Urquiza. Luego pelea a las órdenes
del Chacho en victorias y derrotas, hasta su asesinato en Olta.
Exiliado en Chile,
Varela contacta con la “Unión Americana” presidida por Rafael Valdez, y se
impregna de una convicción americanista, la Patria Grande americana. Es testigo
del bombardeo de Valparaíso por parte de la flota española sin que la
Argentina, evidenciando su escaso espíritu americanista, se solidarizara con
las agredidas Chile y Perú.
El canciller de
Mitre, Rufino de Elizalde, a mediados de 1862, respondió a la invitación del gobierno
del Perú a adherirse a un tratado que establecía el propósito de la integración
continental en defensa de las ambiciones británicas: “Puede decirse que la
República Argentina está identificada con la Europa hasta lo más que es posible
(...). Puede asegurarse que más vínculos, más intereses, más armonía hay entre
las Repúblicas Americanas con algunas naciones europeas que entre ellas
mismas”.
Varela se indignaría
también cuando se desató la Guerra de la Triple Alianza: “Guerra premeditada,
guerra estudiada, guerra ambiciosa de dominio, contraria a los santos
principios de la Unión Americana cuya base fundamental es la conservación
incólume de la soberanía de cada república”.
Entonces decide
invadir la Argentina con cuarenta hombres, algún armamento de desecho, dos
cañoncitos, sus legendarios “bocones”. Y una banda de musicantes chilenos que
crearían la célebre zamba.
A pocos días de
llegar, sus fuerzas suman 4000 guerrilleros, a quienes les leería la Proclama
americanista fechada el 10 de diciembre de 1866 que había ordenado repartir por
toda la república: “¡Argentinos! El pabellón de Mayo, que radiante de gloria
flameó victorioso desde los Andes hasta Ayacucho, y que en la desgraciada
jornada de Pavón cayó fatalmente en las manos ineptas y febrinas de Mitre, ha
sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero Bellaco, Tuyutí, Curuzú
y Curupayty (...). Nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución,
la paz y la amistad con el Paraguay y la Unión con las demás repúblicas
americanas”.
Para el caudillo
catamarqueño, como para la mayoría de los jefes populares de su tiempo, el
problema de su patria es Buenos Aires. “La Nación Argentina goza de una renta
de diez millones de duros que producen las provincias con el sudor de su
frente. Y sin embargo, desde la época en que el gobierno libre se organizó en
Buenos Aires, a título de Capital, es la provincia única que ha gozado del
enorme producto del país entero, mientras que a los demás pueblos, pobres y
arruinados, se hacía imposible el buen quicio de las administraciones
provinciales por la falta de recursos.”
Jorge Abelardo Ramos - Revolución y
contrarrevolución en Argentina. Las masas y las lanzas 1810-1862. Clic para
descargar.
Taboada, al frente de
fuerzas enviadas por Mitre, quien debió regresar del Paraguay para ponerse al
frente de la represión, dispuso una emboscada en el Pozo de Vargas. Varela
sostuvo el combate en base al coraje que en definitiva no alcanzó para
contrarrestar la enorme diferencia en armamento y en experiencia.
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