La festividad de San Francisco Solano, Patrono del Folklore Argentino, Vice Patrono de América y Protector de
Tinkunaco (Encuentro de dos
Mundos)
Cuando Don Juan Ramírez de
Velazco trazó la cuadrícula de la ciudad, reservó algunos espacios para las
órdenes religiosas: franciscanos, mercedarios, los dominicos, jesuitas y
destinó un solar frente a la plaza mayor para la Iglesia Matriz
dedicada a San Pedro Mártir. Todos ellos son un testimonio de aquel acto, pues
continúan ocupando el lugar original; salvo el de los jesuitas que, al ser
expulsada la Compañía
de Jesús en 1767 fue convertido en la
Casa de La
Moneda y actualmente es el Colegio J.V.González.
Estos edificios encierran
gran parte de la historia de la ciudad. Entre la Iglesia Catedral ,
dedicada a San Nicolás de Bari, patrono de la diócesis y el convento de San
Francisco, se realiza la más importante ceremonia religiosa, por su antigüedad
y significado, y concita la participación de miles de fieles de otras
provincias argentinas: El Tinkunaco.
Con esta voz quechua, que
significa encuentro, fusión o mezcla, los riojanos reviven los acontecimientos
sucedidos en la Pascua
de 1593: Los diaguitas no soportaban más el mal trato de los españoles y
resolvieron atacar la ciudad. Las armas apostadas en el fuerte de Las
Padercitas fueron insuficientes para resistir el ataque de alrededor de 9000
indios conducidos por 45 caciques de otros tantos poblados.
Ante esta situación los
españoles recurrieron a los oficios de San Francisco Solano, quién logró
restablecer la paz. Los padres Jesuitas tuvieron la feliz idea de recoger los
sentimientos populares originados en este acontecimiento, codificándolos en una
ceremonia religiosa que aún hoy se realiza cada 31 de diciembre, a las 12
horas, día en que los españoles renovaban sus autoridades.
Desde el templo de San
Francisco de Asís parten los AILLIS (cofradía en que se organizaron los
diaguitas), son los devotos del Niño Alcalde (Jesús Niño) y portan su imagen en
la procesión (Ailli es una voz quechua que significa triunfo, victoria) Visten
vincha y poncho y en ambos atuendos un espejito. Los preside el Inca (cargo
renovado hereditariamente) que canta al compás de su caja y del arco un antiguo
himno. Estos elementos responden a los que usaba el Inca del Perú.
Desde la Iglesia Catedral
parten los ALFÉRECES (cofradía en la que se organizaron los españoles) Visten
banda y portan una bandera tomada en forma de globos como bandera arriada en
tiempos de paz. Están presididos por el Alférez Mayor (cargo electivo que se
renueva todos los años) quién es acompañado por 12 Apóstoles y 12 Aspirantes
con sus correspondientes estandartes.
A las 12 en punto ambas
procesiones se encuentran frente a la
Casa de Gobierno y la imagen de San Nicolás, con todo el
pueblo reunido, se arrodilla tres veces frente al Niño Alcalde, reconociendo en
él, al Señor. El colorido ancestral de las vestimentas de Aillis y Alféreces se
conjuga con los sentimientos populares reviviendo año tras año los pasos de la
tradicional ceremonia y replanteando su hondo significado.
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