En 1960, la UNESCO instituyó
esta fecha como el Día Mundial del Folklore.
La palabra Folklore o Folclore
fue utilizada por primera vez por el arqueólogo inglés William John Thoms el 22
de agosto de 1846 en la revista londinense "Athenaeum". La palabra
está compuesta por dos voces inglesas "Folk" (pueblo) y "lore"
(saber, ciencia), para definir al saber popular, los conocimientos, usos,
costumbres, leyendas, supersticiones, música, danza, canciones, mitos, dichos,
refranes, coplas y cantares transmitidos de generación en generación; en
definitiva, lo que se transmite de boca en boca, que trasciende, se incorpora a
nuestras costumbres y desconoce toda autoría.
Muchos fueron los términos que
intentaron reemplazar a la palabra Folklore, todas buscando castellanizar el
término: "saber del pueblo", "demosofía",
"tradición", etc. Sin embargo, ninguno de ellos prosperó. Su
consagración oficial se logró en 1878 con la fundación de la Folk-lore Society,
la primera Sociedad Folklórica de carácter científico que define al Folklore como ciencia y elabora
su programa.
Hacia 1887, el inglés Houme,
uno de los fundadores de la sociedad, define al Folklore como: "Ciencia
que se ocupa de la supervivencia de las creencias y de las costumbres arcaicas
en los tiempos modernos".
La fecha coincide en Argentina
con el nacimiento de Juan Bautista Ambrosetti (1865-1917), reconocido como el
“padre de la ciencia folklórica”.
El emblema que representa a los
folkloristas argentinos -elegido por el Primer Congreso Nacional del Folklore
(1948)- es el árbol. Las escasas hojas representan la juventud primaveral de la
ciencia. Las palomas, la unión de lo material con lo espiritual en la amplitud
del folklore. El tronco y ramas están envueltas con una banda que dice: Qué y
cómo el pueblo piensa, siente, imagina y obra. Este emblema fue ideado por
Rafael Jijena Sánchez.
De acuerdo a las zonas, el
folklore tiene sus particularidades, existe por ejemplo, el folklore correntino
o guaraní, propio de Corrientes, norte de Entre Ríos, litoral del Chaco,
Formosa y Misiones. El cuyano, que es de San Juan, Mendoza, San Luis y parte de
La Rioja; el folklore pampeano en Buenos Aires, La Pampa y sur de Córdoba y
Santa Fe. El folklore norteño, que agrupa los cantos y danzas originarios de
Santiago del Estero, norte de Córdoba y Santa Fe, y parte de Tucumán. Y el
andino o salteño, que se desarrolla en Salta, Jujuy, La Rioja, norte de Tucumán
y Catamarca.
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