Se trata de un día dedicado a
focalizar la atención en el suelo, soporte vital de los organismos del planeta.
Este recurso que contiene riquezas para la supervivencia de las especies de
flora y fauna, así como para los seres humanos.
El suelo está constituido por
materia mineral meteorizada y materia orgánica transformada sin llegar a
descomponerse y materializarse en su totalidad. También tiene una fracción
fluida formada por el agua que contiene el suelo y los gases, incluidos ambos
en su porosidad. Estas tres fracciones del suelo coexisten armónicamente.
Por esta razón es importante
tomar en cuenta las siguientes medidas para su conservación:
Evita su erosión
Evita las rotulaciones
agrícolas inapropiadas
Evita la rotación de cultivos y
más
Es considerado recurso no
renovable, debido a que requiere de un tiempo extremadamente largo para
recuperarse, por lo que su alteración física o química representa una pérdida
irremediable.
En este 22 de junio, fecha
designada como el Día Mundial del Suelo y la Tierra Fértil, rescatemos rescatar
la importancia y su conservación.
Más datos
El suelo es un sistema complejo
de ubicación en la superficie de la Tierra que está constituido por una mezcla
de materia mineral meteorizada y materia orgánica transformada sin llegar a
descomponerse y mineralizarse por completo. Además posee una fracción fluida
formada por el agua que contiene el suelo y los gases, incluidos ambos en su
porosidad.
Las tres fracciones del suelo
coexisten de forma dinámica, de manera que, las dos fracciones sólidas en forma
de partículas extremadamente finas, coloidales, están dispersas de forma casi
homogénea en el medio líquido (generalmente agua), capaz de movilizarse
activamente facilitando el intercambio desde el suelo con la vegetación, por
ello son responsables en último término de su fertilidad edáfica, entendida
como la capacidad del suelo para mantener la cobertera vegetal y las
comunidades animales asociadas.
Dadas sus características, este
sistema es el soporte vital para los organismos, por lo que también puede
considerarse como un recurso para la humanidad a través de las técnicas de
explotación agrícola, ganadera e incluso mineral de algunos suelos como las
lateritas y las bauxitas.
No obstante, desde el punto de
vista ambiental debe clasificarse como un recurso no renovable, en tanto en
cuanto su génesis requiere un tiempo de formación extraordinariamente largo,
fuera de la escala temporal humana, por lo que su alteración física o química
supone la pérdida irremediable y definitiva del recurso.
Paradójicamente, la humanidad
sin darse cuenta de su importancia y debido a la presión destructiva a la que
lo somete, (cada vez mayor y de distintos tipos), está disminuyendo tanto su
fertilidad como favoreciendo su desaparición definitiva. Es por eso que se hace
imprescindible su protección frente a los procesos erosivos naturales y a los
causados por las malas prácticas humanas, precursores ambos de la
desertificación.
Las medidas proteccionistas del
suelo pasan por: evitar su erosión, para ello deben evitarse a su vez, las
roturaciones agrícolas inapropiadas, concretamente todas aquéllas que se hagan
perpendiculares a las curvas de nivel en pendientes superiores al 10 %. Por lo
tanto, de hacerlas, hay que seguir un camino paralelo a ellas para evitar la
canalización del agua de escorrentía por los surcos. Para determinados cultivos
en zonas con pendientes son aconsejables los característicos bancales de
acondicionamiento previo del terreno.
Es muy recomendable también la
rotación de los cultivos, las laborecomposs de siembra por inyección de
semillas sin necesidad de arar, el barbecho, o los mecanismos clasificados de
agricultura ecológica donde se usan: fertilizantes y plaguicidas naturales,
como el estiércol, las plantas verdes introducidas en el mismo hueco de la
semilla para que le aporten materia orgánica, el compost, o los productos
químicos aplicados exclusivamente al alcorque o al surco donde se sitúan las
plantas. Acciones que restablecen la fertilidad del suelo sin provocar otros
problemas de contaminación en los sistemas ambientales naturales asociados,
como son las aguas subterráneas o las superficiales.
Hay también medidas
estructurales para la conservación de los suelos, como las hidrotécnicas, en
las que se pretende disminuir la energía cinéticda de las avenidas con la
construcción de presas y minipresas capaces de regular el caudal y el recurso
hídrico de la zona. O las estructuras de drenaje que sirven para evacuar el
agua sin producir erosión ni afectar a los cultivos.
En definitiva, con el conjunto
de medidas de protección del suelo apuntadas evitamos no sólo su pérdida sino
también la desertificación, la colmatación de los embalses, mantener el
equilibrio dinámico de los ecosistemas, favoreciendo su desarrollo sostenible
entre la actividad agrogranadera del paisanaje y el paisaje.
Por lo tanto, el
establecimiento de un día mundial para la concienciación de la importancia
ambiental del suelo es un acierto y de suma importancia su divulgación a todas
a las escalas.