13 de junio- DIA NACIONAL DEL ESCRITOR-

La Direccion de Extensión Cultural, quiere atraves de este articulo hacerles llegar la biografia  del escritor Argentino que marco una fecha transdental e historica, como lo es el Dia Nacional  del Escritor, ya que ese dia se designa como reconocimiento al labor en su carrera.

 LEOPOLDO LUGONES- EL POETA.

En su homenaje se instituyó esta fecha como el día del escritor. Leopoldo Lugones nació el 13 de junio de 1874 en Villa María de Río Seco, provincia de Córdoba, en el seno de una familia de antiguo linaje, pero de apremios económicos.
En 1896 se instaló en Buenos Aires y se casó con Juana González, compañera y musa entrañable de toda su existencia. En la gran ciudad se unió al grupo socialista de escritores integrado por José Ingenieros, Roberto Payró y Ernesto de la Cárcova, escribió en el periódico socialista “La Vanguardia”, en “La Tribuna” -el órgano del roquismo-, y en “La Nación”, promovido por su amigo Rubén Darío.
Desde joven se destacó su influencia literaria en el país y en el continente. Ensayó múltiples estilos en varios géneros de forma inquieta y desbordante. Sus relatos, por ejemplo, son el antecedente capital de la narrativa fantástica argentina.
Dotado de una impetuosa personalidad, fue socialista, aliadófilo en la Primera Guerra, simpatizante de la revolución rusa, y finalmente admirador del fascismo y del estado corporativo.
Todo hacía esperar de sus robustos sesenta y tres años una vejez dilatada y fecunda. Sin embargo, el 18 de febrero de 1938, con enorme y trágica sorpresa de cuantos le conocían y admiraban, se alejó voluntariamente de esta vida en El Tropezón, un recreo del Tigre.
Lugones aún hoy genera controversias por su cambiante temperamento político. El tiempo, sin embargo, lo ha destacado como una figura central de la cultura argentina, como uno de sus más grandes escritores y tal vez el mayor de sus poetas.

Alma venturosa

Al promediar la tarde de aquel día,
Cuando iba mi habitual adiós a darte,
Fue una vaga congoja de dejarte
Lo que me hizo saber que te quería.
Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía…
Con tu rubor me iluminó el hablarte,
Y al separarnos te pusiste aparte
Del grupo, amedrentada todavía.
Fue silencio y temblor nuestra sorpresa;
Mas ya la plenitud de la promesa
Nos infundía un júbilo tan blando,
Que nuestros labios suspiraron quedos…
Y tu alma estremecíase en tus dedos
Como si se estuviera deshojando.

LEOPOLDO LUGONES.